Con una organización impecable y siguiendo las antiguas técnicas de navegación en vela, el buque escuela ´Juan Sebastián Elcano´, de la Armada española, constituye desde 1927 una auténtica comunidad a bordo, en la que cada año conviven durante siete meses más de doscientas personas.

El velero, que se encuentra actualmente amarrado en el puerto de Buenos Aires, es en realidad una especie de ciudad flotante, en la que no falta de nada, desde cocineros, peluqueros o médicos hasta una banda musical, una revista diaria o un programa de televisión semanal.

El principal objetivo del buque es la formación en la mar de los futuros oficiales de la Armada, conocidos como los guardias marinas, que culminan su cuarto y último año de formación con una experiencia de siete meses de navegación, según señaló el segundo comandante del velero, José García Murga.

Murga, que lleva más de 30 años en la Armada, explica con satisfacción la historia del ´Juan Sebastián Elcano´, que realiza en 2010 su 81 crucero de instrucción y en el que se han embarcado el Rey Juan Carlos I, en 1958, y el Príncipe de Asturias, en 1987.

Pese a que ha incorporado los últimos avances tecnológicos y dispone de un motor, el buque navega a partir de la fuerza del viento, siguiendo las rutas veleras que establecieron siglos atrás los colonizadores en sus viajes a América.

De este modo, los 49 guardias marinas que viajan a bordo aprenden técnicas de meteorología y astronomía y descubren, por ejemplo, como determinar la posición del velero a partir de la observación de las estrellas y del sol.

"Los jóvenes ganan madurez personal a bordo", aseguró Murga, quién considera que la "solidaridad y la organización son fundamentales" para el funcionamiento del buque escuela, en el que se sobreponen continuamente los buenos y los malos momentos.

En el ´Juan Sebastián Elcano´ residen un total de 230 personas, de las que únicamente 22 son mujeres y la mayor parte es personal militar.

El buque se organiza bajo siete turnos, lo que lleva a los tripulantes a trabajar una media de doce horas diarias.

Los futuros oficiales, que tienen entre 22 y 27 años, reciben diariamente cuatro horas y media de formación y participan también de las guardias.

Más allá de sus obligaciones, los tripulantes disponen también de tiempo libre que pueden emplear en la biblioteca, el gimnasio o la capilla que hay en este histórico buque.

El velero, que tiene 113 metros de eslora y cuatro mástiles de 50 metros, dispone además de un sistema propio de abastecimiento de electricidad y agua.

El buque toma el nombre de Juan Sebastián de Elcano, el primer navegante en dar la vuelta al mundo, entre 1519 y 1522, con la expedición que inició Fernando de Magallanes en busca de la ruta occidental a las islas de las especias.

El buque salió el pasado mes de enero desde las islas Canarias y, tras hacer escala en diversos puertos sudamericanos, como el de Buenos Aires, y estadounidenses, regresará a España a la Escuela Naval de Marín (Pontevedra) el próximo mes de julio.