El turismo español sufrió en 2009 los efectos de la crisis con más intensidad que el conjunto de la economía del país, con una caída del 5,6 por ciento del PIB turístico, lo que supone una pérdida de 6.380 millones de euros respecto a 2008, informó hoy Exceltur.

De esta forma, por noveno año consecutivo el turismo no suma al crecimiento de la economía española, que en su conjunto cerró el ejercicio con un retroceso del 3,7% y tampoco lo hará en 2010, según las previsiones de Exceltur.

El "lobby" de empresas turísticas prevé un descenso del 0,9% en la actividad del sector para finales de este año frente a una contracción del 0,5% del conjunto de la economía española, que vaticinan los analistas.

En 2009 se perdieron 51.000 empleos en el sector turístico, cifra que podrá incrementarse este año como consecuencia de las políticas de ajuste de capacidades, contención de costes y ganancia en eficiencia en las operaciones que las empresas llevan aplicando desde 2008.

Por comunidades autónomas, las del norte (La Rioja, Cantabria, Galicia, País Vasco y Navarra) sufren algo menos los efectos de la crisis, por la respuesta de la demanda española.

Las grandes ciudades, especialmente Valencia, Madrid y Barcelona, sufren más por el aumento de las plazas y la bajada del turismo de negocios, y los destinos insulares de sol y playa como son Balears y más intensamente Canarias, debido a la caída de la venta del paquete familiar en los mercados extranjeros y la creciente competencia internacional, protagonizan las mayores caídas de rentabilidad turística en España durante 2009.

La caída de resultados sufrida en 2009, que se suma a la ya experimentada a partir de la segunda mitad de 2008, es un reflejo de "la existencia de problemas pendientes de competitividad estructural que van más allá de los efectos coyunturales de la crisis, señaló hoy el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda.

Las empresas turísticas españolas experimentaron en 2009 una drástica reducción de sus márgenes y sus beneficios, especialmente las agencias de viajes y los hoteles urbanos, mientras que las compañías del transporte ferroviario, las grandes de alquiler de coches, las estaciones de esquí y los museos han aguantado mejor la crisis.

Los beneficios cayeron de forma generalizada más del 10% e incluso, en muchas ocasiones, por encima del 20%, por lo que se han incrementado los ceses de actividad y los cierres de empresas turísticas prácticamente en todas las regiones del país.

El descenso de la demanda, sobre todo de la extranjera, ha provocado una guerra de precios que ha imperado en el sector a lo largo de todo el año.

Al desplome de la demanda procedente de los dos principales mercados emisores de España, Reino Unido y Alemania, se tradujo en una caída del 11% en sus pernoctaciones hoteleras.

También los países del este europeo tuvieron una evolución muy negativa, con un descenso del 18,8% en las pernoctaciones, e Italia, con un retroceso del 15,3%, frente a un aumento del 4,5% de EEUU, el único mercado emisor que cerró el año por encima de los niveles del 2008.