Astronomía

Estrellas como el Sol podrían albergar vida después de su muerte

Los científicos creen que podrían existir exoplanetas rocosos similares a la Tierra alrededor de enanas blancas

Recreación artística de viejas enanas blancas rodeadas de escombros planetarios.

Recreación artística de viejas enanas blancas rodeadas de escombros planetarios. / Créditos: Universidad de Warwick/Dr. Mark Garlick.

Pablo Javier Piacente

Los astrónomos han descubierto muchas estrellas enanas blancas rodeadas de discos de escombros. Esos discos son restos de planetas destruidos por la estrella, a medida que evolucionaba. Pero también han identificado un planeta intacto con la masa de Júpiter, orbitando una enana blanca: se trata de remanentes de una estrella que, en vida, fue igual o más grande que nuestro Sol. El descubrimiento podría indicar que el Sol y otras estrellas similares podrían albergar planetas, incluso con vida, mucho tiempo después de su muerte.

Un nuevo estudio publicado en ArXiv por el astrónomo David Kipping, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, aborda la posibilidad de que las estrellas enanas blancas alberguen planetas terrestres en su zona habitable. Aunque hasta el momento solo se ha identificado un exoplaneta similar a Júpiter en órbita alrededor de una enana blanca, es posible que existan otros sistemas con planetas similares a la Tierra y que incluso presenten alguna forma de vida.

La vida podría persistir alrededor de estrellas muertas

Una enana blanca (WD) es un remanente de una estrella que alguna vez fue mucho más grande, alcanzando dimensiones similares a las de nuestro Sol. En el momento en que una estrella del mismo rango de masa que el Sol ingresa en la última etapa de su vida, se hincha y se convierte en una gigante roja.

Cuando la gigante roja va envejeciendo y se queda sin combustible nuclear, se desprende de sus capas externas: emerge así una nebulosa planetaria, un enorme “globo” brillante de gas ionizado en expansión. Luego de alrededor de 10.000 años, la nebulosa planetaria se disipa y únicamente queda una enana blanca, ubicada en el centro de la región que ocupaba la antigua estructura masiva.

Sabemos que las enanas blancas son longevas y estables. De esta manera, aunque sus zonas habitables son mucho más pequeñas que la zona alrededor de una estrella “viva” como nuestro Sol, todavía existen. En teoría, los planetas en esas zonas habitables podrían albergar vida. Esto es precisamente lo que se pregunta y aborda Kipping en su estudio.

Una nueva esperanza para la vida en el cosmos

De acuerdo a un artículo publicado en Universe Today, en 2020 se anunció el hallazgo de un planeta similar a Júpiter, intacto entre el disco de escombros en la zona habitable alrededor de la enana blanca WD1054-226. Su existencia demuestra que deben existir otros sistemas similares en otros puntos del Universo, pero los astrónomos sostienen que no solo incluirían cuerpos planetarios con las características de Júpiter: también podrían albergar exoplanetas rocosos, parecidos a la Tierra, multiplicando de esta forma las posibilidades de que hayan desarrollado alguna forma de vida.

Las enanas blancas son realmente únicas entre las estrellas, porque su radio es el mismo que el de la Tierra. Son más pequeñas que otras estrellas y eso podría facilitar la detección de exoplanetas del tamaño de la Tierra. Al mismo tiempo, podría simplificar el estudio atmosférico, incluida la posible detección de biofirmas: esta identificación puede ser mucho más compleja alrededor de estrellas de mayores dimensiones.

Aunque Kipping sostiene en su estudio que los planetas terrestres serían algo “raro” alrededor de enanas blancas, al mismo tiempo cree que deberían existir y que podríamos identificarlos. Sin dudas, en los próximo años una búsqueda enfocada y con nuevas tecnologías comenzará a revelar la verdadera población de exoplanetas alrededor de enanas blancas. Si descubrimos mundos similares a la Tierra en este contexto, se abrirá un nuevo camino para la habitabilidad y una nueva esperanza de identificar vida en la profundidad del cosmos.

Referencia

The giant nature of WD 1856 b implies that transiting rocky planets are rare around white dwarfs. David Kipping. ArXiv (2023). DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2310.15219