Biología

La evolución animal podría haber comenzado con un estilo de vida depredador

Las larvas de anémonas de mar se alimentan activamente de presas vivas y no dependen de las algas

Etapa larvaria de la anémona de mar Aiptasia (cian y verde) que se alimenta de un nauplio de crustáceo (verde).

Etapa larvaria de la anémona de mar Aiptasia (cian y verde) que se alimenta de un nauplio de crustáceo (verde). / Crédito: Ira Mägele y Ulrike Enge.

Pablo Javier Piacente

Los sorprendentes hallazgos de un grupo de investigadores sobre el desarrollo de las anémonas de mar sugieren que un estilo de vida depredador moldeó su evolución, y tuvo un impacto significativo en el origen de su sistema nervioso. Esto indicaría que los primeros animales marinos fueron depredadores y no filtradores, como las esponjas que viven en los océanos actuales.

Un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, liderado por científicos de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, concluye que la evolución de las anémonas de mar estuvo directamente relacionada con un estilo de vida depredador: este modelo cambia el papel de la simbiosis con algas en ese desarrollo y podría indicar que los primeros animales marinos que surgieron en la Tierra evolucionaron de una forma similar.

Comportamiento depredador y sistemas nerviosos

El equipo de investigadores, dirigido por el Dr. Thomas W. Holstein, comprobó que las larvas de Aiptasia se alimentan activamente de nauplios de crustáceos, mostrando preferencia por presas vivas. Este comportamiento alimentario se basa en células urticantes funcionales, indicativas de un control neuronal complejo. Aiptasia es un género de anémona de mar de la familia Aiptasiidae, que vive en aguas de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico en la zona de California (Estados Unidos), y en los mares Mediterráneo y Rojo.

La alimentación regular conduce a un aumento significativo de tamaño, cambios morfológicos y un asentamiento eficiente alrededor de los 14 días después de la fertilización. Además, este comportamiento habría tenido un papel clave en el origen de su sistema nervioso: debido a esto, podría entenderse que los primeros animales marinos fueron depredadores y no filtradores, como las esponjas que pueden encontrarse actualmente en los océanos de nuestro planeta.

“Los corales viven en aguas pobres en nutrientes y, como larvas o pólipos jóvenes, absorben células de algas simbióticas. En Aiptasia, sin embargo, este proceso es importante para los adultos pero no conduce al crecimiento ni al asentamiento de las larvas, lo que sugiere que la nutrición mediante presas vivas es un paso crítico para cerrar el ciclo de vida”, afirmó Thomas Holstein en una nota de prensa. Los científicos comprobaron que las larvas aumentan de tamaño de forma continua y rápida con el aporte de la nutrición mediante la vía depredadora, seguido de asentamiento en el sustrato y metamorfosis en pólipos primarios, pasando así a la próxima etapa de su desarrollo vital.

Un nuevo modelo evolutivo

¿Podría haber sido este comportamiento depredador de las larvas de Aiptasia el que marcó la evolución animal en los océanos de la Tierra primitiva? Hasta el momento, se pensaba que esa evolución había sido dominada por organismos filtradores, como las esponjas que pueden hallarse en la actualidad en los océanos de nuestro planeta. Esta idea se sustentaba en la llamada “hipótesis de la gástrula”, elaborada por el teórico evolucionista Ernst Haeckel (1834-1919).

Haeckel planteó por primera vez que la gástrula, una etapa del desarrollo embrionario en la cual formas de vida como las esponjas filtraban partículas, marcó a fuego la evolución de los primeros organismos marinos. Sin embargo, Aiptasia y otros organismos similares poseen células urticantes especializadas, que se utilizan para capturar presas vivas.

El estilo de vida depredador de formas de vida larvarias en estados similares a gástrulas, pero con orgánulos extrusivos que excretan toxinas y que también se encuentran en organismos unicelulares y gusanos simples, podría haber sido un factor decisivo en la evolución temprana de formas de vida multicelulares y, en última instancia, en el desarrollo de organismos complejos con sistemas nerviosos organizados.

Referencia

A predatory gastrula leads to symbiosis-independent settlement in Aiptasia. Thomas Holstein, Ira Maegele et al. Proceedings of the National Academy of Sciences (2023). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2311872120