Si la semana anterior explicábamos como se preparaba en el predio de Mossa un bullit tradicional al estilo del lugar (cada familia preparaba o prepara el cocido con un método personal, aunque con pocas variantes), hoy nos ocuparemos de cómo se aprovechan los restos de un cocido, ya que la cantidad del mismo no suele calcularse a la baja. Cualquier cosa menos echarlo a los animales domésticos de engorde, pero mucho menos a la basura. Con un sobrante significativo se nos presentan varias opciones, siempre muy económicas. Podemos preparar unas croquetas o "raoles". Estas últimas -con un ligero toque de hierbas aromáticas- serán más sencillas, puesto que precisaran pocos ingredientes y poca elaboración; para las croquetas será preciso elaborar una bechamel.
Otro plato que suele ser del gusto de todos son los canelones. Para hacerlos, poco más va a hacernos falta que la pasta, que se vende lista para usar. En nuestra cocina tradicional podían prepararse también una especie de empanadillas o cocas tapadas.
Pero sin duda, una de las formas más habituales de resolver el problema, que no era tal, sino una deliciosa posibilidad, era convertir el sobrante en un nuevo plato, denominado de muchas maneras: bullit sofregit, roba vella, poca roba, batalló€ Todos ellos son platos con pocas diferencias, caras de una misma moneda y un denominador común: nada puede echarse a perder.
