Una policía fiscal especializada en los grandes alijos de droga

El cuerpo policial de la Agencia Tributaria logró el año pasado la mayor aprehensión en las islas: 8.300 kilos de hachís que una banda de narcos acababa de descargar en una cala de Ibiza

Operación de traslado de las ocho toneladas de hachís intervenidas en octubre en Ibiza.

Operación de traslado de las ocho toneladas de hachís intervenidas en octubre en Ibiza. / VIGILANCIA ADUANERA

Xavier Peris

Xavier Peris

Cuando se acaba la temporada de playa en Baleares comienza la temporada del hachís. Lo saben bien en Vigilancia Aduanera. El pasado mes de octubre decomisaron el mayor alijo de droga de la historia en las islas: 8.300 kilos de hachís que una organización de narcos acababa de desembarcar en una cala desierta del sur de Ibiza. Esta policía fiscal, dependiente de la Agencia Tributaria y especializada en la represión del contrabando, es una consumada especialista en la captura de grandes alijos de droga, que cuenta por toneladas, aunque investiga también casos de blanqueo de capitales o fraudes fiscales.

«Somos una policía fiscal», explica el jefe del área de Baleares de Vigilancia Aduanera, Carlos González. «Actuamos en materia de tributos y aduanas, pero también como Policía Judicial en delitos de nuestra competencia, como el contrabando, blanqueo de capitales y contra la propiedad industrial, y como policía de mercancías en los casos de comercio de animales, falsificaciones o cualquier género ilícito».

Aunque los servicios que acaparan los titulares son las intervenciones de droga, y aquí se han demostrado consumados especialistas en grandes alijos, tanto en el mar como en tierra. Es lo que ocurrió en la madrugada del pasado 23 de octubre. Sus agentes saben cuáles son los puntos por donde las organizaciones de narcos pueden tratar de introducir droga en las isla, y cuáles son las circunstancias más propicias. Aquella noche, una de sus patrullas recorría un camino aislado cerca de una cala del sur de Ibiza cuando se topó de frente con tres furgonetas que circulaban con las luces apagadas. El encuentro fue tan imprevisto que al frenar una de las furgonetas sospechosas chocó contra la que le precedía. Los ocupantes salieron corriendo campo a través y dejaron los vehículos abandonados.

Seguramente los funcionarios tuvieron que mirar dos veces la carga para creérselo. Iban hasta los topes de fardos de hachís. 8.300 kilos en total, el mayor alijo de Baleares, con un valor aproximado de catorce millones de euros. El alijo era tan grande que los investigadores creen que los narcos emplearon al menos tres embarcaciones para transportarlo.

Carlos González, en 
el puerto de Palma 
a bordo del ‘Paíño’, 
la joya de la flota 
de Aduanas. |  X.P.

Carlos González, en el puerto de Palma a bordo del ‘Paíño’, la joya de la flota de Aduanas. | X.P. / Xavier Peris

No es un caso aislado. En febrero del pasado año los agentes de Aduanas capturaron en Ibiza otro alijo de 925 kilos de hachís, y el año anterior, en Cala Mastella, también en Ibiza, otros 3.200 kilos en colaboración con la Guardia Civil. Los narcos se dieron a la fuga en una planeadora y fueron arrestados en Murcia tras ocho horas de persecución por mar a gran velocidad.

Las intervenciones no se limitan al hachís. En el caso del HCHX, un velero que fue interceptado también en aguas de Ibiza cuando recogía fardos que habían sido arrojados desde un mercante, se apresaron 336 kilos de cocaína. Sin embargo, Carlos González aclara que la mayor parte de las operaciones que realizan no son tan espectaculares. La mayor parte de la droga que entra en las islas lo hace por los puertos, en dobles fondos de vehículos u oculta entre la mercancía, y rara vez en cantidades de más de un kilo. «Servicios de estos tenemos dos o tres al mes», explica el responsable de Vigilancia Aduanera.

Vigilancia e investigación

Estas operaciones pivotan, según relata González, sobre dos pilares fundamentales. «Por un lado tenemos un servicio marítimo destacado, con patrulleras tripuladas por navegantes expertos». Para ello el servicio cuenta con dos barcos grandes, la Paíño, concebida para intervenciones a gran distancia, y la Colimbo 4, diseñada para persecuciones a gran velocidad y capaz de alcanzar los 45 nudos, así como otras tres embarcaciones más pequeñas.

«Y por otro lado están los grupos de investigación», prosigue González. «Muchos funcionarios se dedican a labores de inteligencia. A partir de las vigilancias, en el mar y en el puerto, se establecen patrones y se buscan las embarcaciones que cumplen determinados patrones de riesgo».

Una labor de inteligencia que es esencial para el otro gran objetivo del servicio: el blanqueo de capitales. Estas investigaciones se pueden prolongar años, y se enfocan en organizaciones internaciones que tratan de invertir en las islas los beneficios de actividades criminales realizadas en otros países. En muchas de estas operaciones colaboran con el Banco de España, la Policía Nacional o la Guardia Civil.

Vigilancia Aduanera cuenta también con un grupo dedicado a investigar fraudes de impuestos especiales, que investiga almacenes de alcohol o estaciones de servicio, para evitar la venta fraudulenta del gasóleo bonificado. O fraudes relacionados con la matriculación de vehículos o embarcaciones.

También se encargan de los delitos contra la propiedad industrial. A lo largo del año pasado intervinieron cerca de 160.000 prendas falsificadas, por valor de 1.400.000 euros. Y colaboran con el departamento de Recaudación de la Agencia Tributaria en casos como el ocurrido este verano, cuando se incautaron de una embarcación de lujo valorada en diez millones y medio de euros en un puerto deportivo de la isla por la deuda que su propietario tenía con Hacienda.

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