Los policías que salvaron a un joven en el Dique del Oeste de Palma: "En ese momento no piensas en el peligro, solo piensas en salvar una vida"

Tres policías del Puerto se lanzaron al mar en medio de un fuerte oleaje y consiguieron mantener a flote a la víctima hasta que fueron rescatados por una embarcación

Xavier Peris

Xavier Peris

El 112 dio la alerta ayer miércoles a las tres y media de la tarde: había una mujer pidiendo ayuda en el Dique del Oeste de Palma. Cuando llegó al lugar una patrulla de la Policía Portuaria vieron que la víctima estaba en el mar, a unos 150 metros de distancia, y en medio de un fuerte oleaje. Tres policías se desvistieron en segundos y saltaron a las gélidas aguas. Uno de ellos tuvo que volver porque se hirió en una rodilla al golpearse contra una roca. Pero los otros dos siguieron. Nadaron unos 150 metros y mantuvieron a flote a la víctima, que estaba ya semiinconsciente, hasta que les rescató una embarcación de los prácticos del puerto. «Llegué a pasarlo mal, no es lo mismo ver las olas desde arriba que que te caigan encima. Pero en ese momento no piensas en el peligro, solo en salvar una vida», comenta uno de los policías.

Se llaman Javier Fernández, Miguel Ángel Cruz y Roberto Veiga, de 37, 28 y 31 años. Los dos primeros son miembros de la Policía del Puerto de Palma y estaban de servicio el miércoles. El tercero acaba de obtener plaza en la Policía del Puerto de Eivissa y había venido a despedirse de sus amigos. Los tres se han reunido hoy con Diario de Mallorca en el Dique del Oeste, frente al lugar donde ocurrió el incidente el día anterior, y relatan lo ocurrido.

Eran las tres y media de la tarde cuando el 112 difundió el aviso: había una mujer pidiendo ayuda en las rocas del Dique del Oeste, junto al bar Lolita. Javier y Miguel Ángel fueron la primera patrulla en llegar, mientas que Roberto se acercó andando tras escuchar el aviso.

La mujer no estaba ya en las rocas. El oleaje y la resaca la había empujado mar adentro y pedía auxilio a unos 150 metros de la costa. Un hombre, al parecer un escalador que estaba practicando psicobloc en la zona y llevaba un chaleco de neopreno, se había lanzado ya al mar en su ayuda, pero les hizo gestos a los policías de que no podía sacarla.

Los tres policías se desvistieron  en cuestión de segundos y se tiraron al mar a la vez, desde unos tres metros de altura . «Les dije que saltaran todo lo adelante que pudieran para evitar las rocas. Solo pensaba: que no haya rocas abajo, por favor», comenta Javier Fernández.

Miguel Ángel no tuvo suerte. Al caer se golpeó contra una roca y se hirió en una rodilla. Ayer caminaba con ayuda de una muleta, ya que sufre una fisura. No pudo seguir y tuvo que salir del agua, con gran dificultad con ayuda de otro agente que había quedado en tierra controlando las comunicaciones.

Javier y Roberto se pusieron a nadar en medio del oleaje hacia donde estaba la mujer, asistida por el escalador. Roberto es un consumado deportista que recientemente ha ganado diez medallas en los campeonatos europeos de bomberos y policías. «Yo me tiré al agua porque iba con él y sé que es un gran nadador», comenta Javier. «Pues yo me tiré porque tú lo hiciste y tienes mucha experiencia», le responde Roberto.

"Lo pasé mal, pero había que llegar sí o sí"

Las olas les caían encima y Javier reconoce que lo pasó mal. «Hay un momento en que llegas a pensar que igual te quedas ahí», reconoce Javier. «Pero es un pensamiento fugaz, al final la adrenalina te empuja. Había que llegar sí o sí. No piensas en el peligro, solo en salvar una vida». Roberto explica que, además del oleaje, lo peor era la temperatura del agua, «que te cortaba la respiración».

Cuando alcanzaron a la joven y al escalador, la chica estaba ya semiinconsciente y el hombre, agotado. «La sujetamos para mantenerle la cabeza fuera del agua», cuenta Roberto, «y le dijimos al hombre si se veía capaz de llegar solo a tierra». Así lo hizo, aunque también con grandes dificultades, y requirió de la ayuda de los policías que estaban en la costa, que le arrojaron un salvavidas.

Mientras tanto, Javier y Roberto seguían en el mar con la chica. El oleaje les arrastró más de doscientos metros. Tuvieron que aguantar unos quince minutos hasta que llegó la ayuda, una embarcación de los prácticos del puerto que había salido en cuanto fueron alertados de la emergencia. «Fueron unos quince minutos, pero se me hicieron eternos», cuenta Javier.

De nuevo con grandes dificultades lograron subir a la chica a la lancha. Una vez a bordo, la joven gritaba y vomitaba. «Pero el hecho de que gritara era una buena señal, señal de que respiraba», dice Roberto. Una vez en el puerto fue trasladada a Son Espases. Tenía hipotermia, pero su estado no parecía grave. "No pudimos hablar mucho con ella", cuentan los policías. "Solo sabemos que hoy es su cumpleaños, cumple 21, y ha vuelto a nacer"