Entrevista | Entrevista

Ángel Ruiz: «Homicidios no puede abandonar un caso por muy complicado que sea»

Durante meses tuvieron que simultanear dos largas investigaciones para resolver la muerte de un indigente que apareció quemado en es Carnatge y la de un turista al que arrojaron de una furgoneta en marcha en la autovía de Llucmajor

Ángel Ruiz, inspector jefe del grupo de Homicidios

Ángel Ruiz, inspector jefe del grupo de Homicidios / Guillem Bosch

Xavier Peris

Xavier Peris

El inspector Ángel Ruiz (Madrid, 40 años) lleva cuatro años en el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Palma, los dos últimos como jefe. Durante este tiempo los investigadores han resuelto dos crímenes extremadamente complicados: la muerte de un indigente que apareció quemado tras un incendio en una chabola de es Carnatge y el caso del turista alemán que fue arrojado desde una furgoneta en marcha en la autopista de Llucmajor.

Son dos casos que parecían muertes accidentales. ¿Cómo llegaron al Grupo de Homicidios?

En toda muerte violenta, hasta que no se aclaran las causas, se dejan abiertas todas las hipótesis. Los dos casos a priori parecían accidentales. El de es Carnatge parecía un incendio fortuito, y el de la autovía en principio se trató como un accidente de tráfico. Pero en cuanto se detecta algo más, entramos nosotros. En el caso de es Carnatge fuimos desde un principio porque aunque parecía accidental sí era una muerte violenta. Pero fue la autopsia la que detectó en el cadáver lesiones compatibles con un homicidio.

¿Cómo se desarrolló la investigación de este caso?

Todavía está en fase de instrucción, hay un sumario abierto, así que no puedo entrar en detalles. Pero desde que la autopsia detecta estas lesiones incompatibles con un accidente trazamos un plan de acción y los indicios nos hicieron sospechar que podría tratarse de alguien de su entorno.

Entiendo que las primeras diligencias pasan por identificar a las personas de e se entorno.

Las primeras diligencias van encaminadas a trazar un perfil del hipotético autor. A partir de ese perfil podemos centrar el tiro. En estos casos manejamos una cantidad de información ingente, y gran parte del trabajo pasa por descartar la que no es relevante. Y tener un perfil del supuesto autor nos permite priorizar una vía.

¿Han podido determinar qué relación tenía el detenido con la víctima de es Carnatge?

Sabemos que se conocían, obviamente. No es que tuvieran una relación profunda pero sí que venía de meses atrás. Tenían la suficiente amistad como para dejarle pernoctar en su chabola.

¿Han podido determinar el móvil del crimen?

Creemos que pudo ser una discusión. Era enero, hacía frío, el detenido quería dormir en la vivienda y la víctima no estaba de acuerdo.

Y cuando no habían terminado la investigación de es Carnatge apareció el fallecido en la autopista. ¿Cómo compaginaron los dos casos?

Siendo muy metódicos y tratando de optimizar al máximo los recursos disponibles. Y contamos con el apoyo de otros compañeros de la Brigada. Resultó muy difícil simultanear dos casos tan complejos y con una cantidad tan grande de información que manejábamos. Los dos casos eran muy urgentes, porque hay información que se pierde. Así que hay que priorizar. Primero nos dedicamos a captar la información y luego al análisis.

Y en el caso de la autopista, ¿cuánto tiempo pasó hasta que se determinó que podía ser un homicidio?

El cadáver aparece un sábado por la noche y a nosotros nos llega el martes al mediodía. Lo cogimos casi tres días después. Primero parecía un accidente y se hizo cargo la Guardia Civil de Tráfico. Cuando tuvieron indicios de que podía ser un homicidio lo pasaron a su Equipo de Delitos contra las Personas y por una cuestión territorial, al tratarse de demarcación de Palma, contactaron con nosotros y nos entregaron las diligencias que habían practicado hasta entonces.

En ese momento, cuando se lo traspasan, ya hay un indicio claro de que se trataba de un homicidio. Un testigo había visto cómo arrojaban a la víctima de la furgoneta en marcha.

Sí, cuando nos lo traspasan ya teníamos claro que se trataba de un delito contra la vida. Y no solo la declaración del testigo, sino el hecho de que nadie hubiera visto a la víctima deambulando por la autopista. Días después conseguimos unas grabaciones en las que aparecía la persona fallecida en la zona de copas de s’Arenal apenas unos minutos antes. Era imposible que hubiera llegado a la autovía andando.

Parece imposible que con unos datos iniciales tan limitados, la descripción de una furgoneta blanca sin marca, modelo ni matrícula, pudieran localizar el vehículo desde el que arrojaron a la víctima.

Sí. Estábamos buscando una aguja en un pajar. Furgonetas blancas hay decenas de miles en la isla.

Cuando empezó a mirar el tema y vio los mimbres que tenía, ¿llegó a pensar esto no hay manera de sacarlo?

Llegamos a pensar que iba a ser muy, muy difícil. Pero el Grupo de Homicidios no puede dejar de investigar un caso porque sea muy complicado. Para nosotros fue un reto. Además había una familia detrás y nosotros, como servicio público, nos debemos a las personas. A la familia no le puedes decir que no lo vas a poder sacar. Desde el primer momento les dijimos que íbamos a hacer todo lo humanamente posible por aclarar quién había participado en la muerte de su hijo.

Y durante la investigación tuvieron varios golpes de mala suerte, como el hecho de que la furgoneta en cuestión hubiera sido rotulada poco después del crimen.

Sí, no nos vinieron las cosas bien dadas. Durante toda investigación tuvimos complicaciones pero supimos sobreponernos a ellas. Y hemos sacado adelante una investigación de la que me siento muy orgulloso.

¿Cómo se llega de un dato tan vago, como una furgoneta blanca, a decir: ha sido esta?

Primero determinar marca y modelo, que fue bastante complicado. A partir de este dato, pedir ayuda a la casa del vehículo. Saber desde cuándo se había empezado a comercializar en España. Esto nos permitió acotarlo a casi 100.000 vehículos matriculados. A partir de ahí, cribar para ver qué persona que responde al perfil que habíamos planteado pudo tener acceso a este vehículo. Si no hubiera correspondido al perfil que buscábamos tendríamos que haber vuelto a buscar ampliando los criterios.

¿A cuantos sospechosos lo lograron acotar?

Llegamos a limitarlo a cinco vehículos, y tras investigarlos los descartamos todos. No pudimos acreditar que ninguno estuviera en la zona.

¿Y entonces?

Ampliamos los criterios de búsqueda. Buscábamos un tipo de furgoneta sin rotular, así que hubo que incluir las rotuladas buscando fecha concreta de rotulación. Y ahí fue cuando descubrimos que el vehículo con el que presuntamente se cometió el crimen había sido rotulado unos días después del hecho.

¿Y cuando se amplió la búsqueda lograron reducirlo a un único vehículo o había otros?

Cuando ampliamos el criterio, el primer vehículo que miramos nos cuadraba por fecha de rotulación y nos cuadraba el perfil del usuario y su entorno. Cuando empezamos a mirar ese entorno cada vez se confirmaba más, lo miramos todo con lupa y se llegó a buen puerto.

Es un caso especialmente complicado porque no hay un móvil claro. No había ninguna relación previa con la víctima.

No, no la había. Creemos que fue un delito improvisado. Y en estos casos el móvil suele ser económico.

Después de estos años en Homicidios, ¿está curado de espanto?¿Ha visto todas las cosas raras que se pueden ver?

Aquí aprendemos todos los días. Muchas veces nos encontramos cosas inesperadas. Por suerte tengo un grupo con gente muy veterana y gente nueva con muchas ganas. Y es raro que alguno del grupo no se haya enfrentado alguna vez a una situación similar. Nunca dejas de sorprenderte ante la naturaleza humana, pero en estos grupos de Policía Judicial te curtes rápido.

Homicidios investiga los peores delitos que se pueden cometer. ¿Llegan a hacer callo?

Quien sufre una pérdida como esta, para él es obviamente el peor día de su vida. Y nosotros tenemos que trabajar diariamente con gente que ha tenido el peor día de su vida. Te das cuenta de que la muerte al final es algo cotidiano, pasa todos los días en todos sitios. Y nosotros tenemos que empatizar con la víctima pero al mismo tiempo tener la calma para hacer nuestro trabajo diligentemente. Si nos dejamos embargar por las emociones, no podríamos trabajar aquí. No vale cualquiera para estar en un grupo como Homicidios.

Ustedes se encargan también de los casos de desapariciones, unas investigaciones que pueden ser muy complejas, porque no hay un punto concreto de donde empezar.

En los casos de desaparición en un primer momento se mantienen abiertas todas las hipótesis y luego se van descartando, hasta centrarnos en dónde puede estar esta persona. Hay una dificultad añadida, porque muchas son personas que desaparecen porque quieren desaparecer, y resultan muy difíciles de localizar. La mayoría de las desapariciones son voluntarias y solemos localizar a la persona.

Pero luego hay desapariciones que pueden esconder un crimen.

Cuando hay visos de que la persona desaparecida ha podido ser víctima de un delito o que su integridad física está en peligro ponemos toda la maquinaria en funcionamiento y dejamos todo lo demás. Le damos máxima prioridad. Hay unos indicadores muy claros que nos permiten discernir si se trata de un tipo o de otro.

Dicen que las primeras 48 horas tras un homicidio son cruciales en la investigación. Explíqueme por qué.

Básicamente porque hay mucha información que se pierde, la memoria es volátil. Y a medida que pasa el tiempo los autores tienen más posibilidades de borrar sus huellas. Para nosotros el tiempo es siempre un enemigo.

Por eso cuando se produce un  crimen la movilización es total.

Desde el minuto uno ponemos la maquinaria a funcionar a tope. Y si necesitamos recursos de otros grupos de la Jefatura los pedimos. Hay muy buena coordinación en la Brigada de Policía Judicial, y se ponen todos los medios a nuestra disposición.

Suscríbete para seguir leyendo