Tragedia

Mael López, el jubilado que regresó a Gijón tras toda una vida en París y que perdió la vida por un empujón

La familia denuncia que los servicios sanitarios tardaron 35 minutos en llegar

Los bancos de la calle Velázquez donde se produjo el ataque. En el recuadro, Ismael López.

Los bancos de la calle Velázquez donde se produjo el ataque. En el recuadro, Ismael López. / Ángel González

Gabriel Cuesta

Gumersindo Ismael López Herrero, conocido por todos como 'Mael', encontró la muerte en el momento menos esperado. Ya jubilado desde hacía tiempo, paseaba plácidamente por el barrio de Montevil con su mujer, Magdalena Eiró, aprovechando la soleada mañana del pasado miércoles. Era lo que les recomendaba el médico. Lo que no se esperaba este octogenario es que, sin motivo alguno, un varón de cincuenta años, al que no conocía de nada, comenzase a increparle en la calle Velázquez, junto a los bancos de un conocido supermercado. En ese lugar, tal y como avanzó La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, fue empujado tan bruscamente que cayó al suelo e impactó con la cabeza contra el suelo. El traumatismo craneoencefálico fue de tal magnitud que acabó por arrebatarle la vida. Abuelo de tres nietas, había cumplido 84 años hace tan solo cinco días. "Han truncado la vida a un hombre trabajador y luchador por los suyos; todos lo recuerdan ayudando a quien lo necesitaba", ensalza su familia, rota de dolor por una pérdida inesperada.

El hombre se encontraba hablando con su hijo por el móvil en el momento en el que sufrió el ataque. Al parecer, el autor de la agresión padece esquizofrenia. Sin conocerle de nada, comenzó a increparle y a gritarle mientras el hombre continuaba hablando con su hijo, Ismael, mientras descansaba en un banco junto a su mujer. Fue entonces cuando se levantó y advirtió al otro varón de que iba a llamar a la Policía si no le dejaba en paz. La respuesta fue la de propinarle un brusco empujón que le hizo caer contra el suelo de cabeza. La llamada se cortó y el hijo condujo su coche rápidamente hacia el lugar al oír lo sucedido. Cuando llegó, su padre estaba en el suelo y sangraba por la oreja. Falleció horas después, ya en la madrugada, en el Hospital de Cabueñes. "La actuación del 112 fue pésima. Tardó más de 35 minutos en llegar la ambulancia. Y no acudió una UVI. Fue una ambulancia no medicalizada, sin médico y con tan solo dos técnicos. Cuando llegue el momento, emprenderemos las acciones legales correspondientes para exigir responsabilidades", denuncia la familia.

Sí acudió con rapidez al lugar la Policía Nacional. Tres patrullas que procedieron a detener al agresor, quien mostró cierta resistencia. Fue la colaboración ciudadana la que impidió que abandonara la calle hasta que llegasen los agentes. Según lo previsto, este viernes pasará a disposición judicial y, posteriormente, se someterá a un examen psiquiátrico para certificar su estado de salud mental. Se le procesará por un delito de homicidio. También esta mañana, el médico forense procederá a practicar a la víctima la correspondiente autopsia en el HUCA al tratarse de un caso de homicidio. Una vez realizada, su cuerpo será trasladado a la sala 10 del tanatorio de Cabueñes, abierta a partir de las diez y media de la mañana. La celebración de la palabra será este viernes a las seis de la tarde en el propio tanatorio. Luego, sus restos serán trasladado al cementerio de Deva.

La de este octogenario es una historia de superación, como la de tantos otros asturianos que se fueron al extranjero para buscar un futuro mejor. Natural de Figaredo, en el corazón de la cuenca minera, López dejó el colegio con catorce años y se metió de tubero en la mina. Vivió la huelga del 62 antes de decidir irse a finales de los 60 a trabajar a París. Le llamó el amor de su vida. Fue a acompañar a su esposa Magdalena, de aquella novia, para buscar "una vida mejor". Lo hizo en la construcción. Empezó por abajo hasta conseguir ser jefe de obra. "Era una bella persona, cariñosa. Muy familiar y amigo de sus amigos", recuerda, emocionada, su familia.

Volvió a su tierra, a Asturias, a disfrutar de su merecida jubilación. A Gijón, al barrio de Montevil. "Superó un cáncer de próstata y vejiga. Estaba en perfectas condiciones después de haber estado muy malín. Lo que menos nos esperábamos es que se fuera así", lamenta su hijo. Abuelo de tres nietas, el fallecido era tío de la investigadora Noemí Eiró, quien trabaja junto al cirujano Francisco Vizoso, referente en el estudio de las células madre y su aplicación contra el cáncer. López acababa de cumplir 84 años hace cinco días. "Me dijo que quería vivir hasta los 90 para cuidar de mamá, que sufrió un ictus y le diagnosticaron cáncer de pulmón. Le planchaba y cocinaba. Nunca pensé que nos dejaría por algo así".

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