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Auxilio

"Los médicos nos dijeron que le habíamos salvado la vida"

Cuatro policías lograron recuperar a un joven que había sufrido un colapso en la Estación Intermodal de Palma tras diez angustiosos minutos

Los policías José Carlos Sitjar, Miquel Bordoy, Rafael Isern y Alberto Canto.

Fueron apenas diez minutos, «pero se hicieron muy largos». Cuatro policías nacionales de Palma se turnaron para mantener el masaje de reanimación cardiopulmonar a un joven que había sufrido un colapso en la Estación Intermodal. Con este trabajo en equipo le mantuvieron con vida hasta que llegó la ambulancia. La recompensa llegó cuando la víctima, que habían encontrado sin pulso, se incorporó y pudo hablar delante de ellos. «Los médicos nos dijeron que le habíamos salvado la vida», explican.

El oficial Rafael Isern y los agentes José Carlos Sitjar, Miquel Bordoy y Alberto Canto están adscritos al Grupo Operativo de Respuesta (GOR) de la Policía Nacinal. Los dos primeros son veteranos, pero los otros dos son agentes en prácticas, que apenas llevan seis meses de servicio, y se han enfrentado a su primer desafío a vida o muerte

Ocurrió el pasado día 5 por la tarde, en la Estación Intermodal. Las dos patrullas habían acudido a otro servicio, cuando les avisaron que un joven se había desvanecido y aparentaba estar en mal estado. Le encontraron en el suelo, sin respiración ni pulso perceptible, por lo que de inmediato se pusieron a hacerle las maniobras de reanimación cardiopulmonar. 

«Sitjar y yo habíamos hecho hace poco un curso de primeros auxilios y lo teníamos fresco», explica Isern, «y los jóvenes lo tenían muy trabajado de la academia». Así que se pusieron a hacer el masaje cardiaco, con rápidos relevos para mantener el ritmo, como les han enseñado, mientras uno de ellos salía a pedir una ambulancia, ya que allí no tenían cobertura en la radio. Los agentes mantuvieron la reanimación durante diez minutos eternos, hasta que les relevó la dotación de 061. La víctima, un joven eslovaco de 29 años, se recuperó y estaba estable cuando fue trasladado al hospital. «Yo he intervenido en tres o cuatro incidentes parecidos, y no suelen acabar tan bien», comenta Isern satisfecho.

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