Un jubilado alemán fue juzgado ayer por acosar durante más de un año. El sospechoso presentó, según las acusaciones, un sinfín de quejas y denuncias injustificadas, como 41 llamadas a la Policía y el 112 por los supuestos ladridos de sus perros y la ilegalidad de unas obras, vigilancias y seguimientos. La perjudicada sufrió, a consecuencia de esta situación, crisis de ansiedad y ataques de pánico, precisó tratamiento psiquiátrico y sufre secuelas.

La fiscalía imputa al acusado un delito de acoso y reclama para él una condena de un año de prisión y 8.000 euros de indemnización para su vecina. La perjudicada, que ejerce la acusación particular a través del abogado Antoni Vidal, solicita cinco años de cárcel por acoso y lesiones y 11.629 euros de compensación.

El acusado, durante el juicio celebrado ayer, trató de justificar sus llamadas a la Policía y las denuncias, asegurando que los perros de la mujer ladraban mucho sin que nadie pusiera remedio y negó haberla hostigado.

La víctima, por su parte, aseguró que ha vivido «un infierno» y que la situación fue insostenible. La mujer recibió en su casa 13 visitas de la Policía entre junio de 2017 y noviembre de 2018 por las llamadas del acusado, sin fundamento según las acusaciones. También fue denunciada ante la conselleria de Turismo.

Varios obreros que trabajaron en la vivienda explicaron que el acusado les hacía fotos y les increpaba. Un policía local contó que acudió muchas veces al domicilio por las quejas del sospechoso, «muchas improcedentes» y consideró que tenía «fijación» con la perjudicada.

El detective privado Juan Carlos Cabanach relató que instaló cámaras en la vivienda de la mujer y pudo así demostrar cómo el hombre la acosaba de diversas formas.