Uno de los perros adiestrados de la Guardia Civil detectó el pasado martes por la mañana un alijo de 3,5 kilos cocaína que un hombre pretendía introducir en Mallorca escondido en un coche con el que acababa de desembarcar de un ferri procedente de la península. Los agentes tuvieron que examinar al milímetro la carrocería del vehículo para localizar la droga, en un doble fondo en los bajos. La investigación prosigue ahora para averiguar la procedencia y el destino de la sustancia, que podría alcanzar en el mercado negro un precio de unos 180.000 euros.

Fuentes de la Guardia Civil informan de que el alijo se descubrió el pasado martes por la mañana, durante uno de los controles habituales entre los vehículos que desembarcan en el puerto de Palma de algunos de los ferris procedentes de la península.

Durante este control los agentes de la Guardia Civil seleccionaron vehículos de forma aleatoria, para que fueran examinados por los perros adscritos al Grupo Cinológico, adiestrados para detectar el olor de drogas y otras sustancias prohibidas.

Uno de los animales, entrenado para localizar droga, «marcó» uno de los vehículos, por lo que los agentes procedieron a examinar su interior. En un primer registro no apareció nada sospechoso, aunque la insistencia del perro llevó a los investigadores a profundizar en el examen. 

El coche fue trasladado dependencias policiales donde fue rastreado al milímetro por los especialistas, que llegaron a utilizar microcámaras para examinar los lugares más inaccesibles. Finalmente encontraron un doble fondo en los bajos del vehículo en el que había ocho paquetes envueltos en cinta adhesiva, que contenían 3,5 kilos de cocaína, así como 2.500 euros en metálico.

El hombre que conducía el vehículo, un ciudadano español, fue inmediatamente detenido como presunto autor de un delito contra la salud pública. Tras declarar en el juzgado de guardia de Palma ingresó en prisión.

Mientras, la Guardia Civil prosigue con las gestiones para averiguar tanto el origen de la droga como su destino. Los primeros indicios apuntan a que el detenido sería un mero «correo», contratado por una organización de narcotraficantes para introducir la droga en Mallorca.

Fuentes de la Guardia Civil destacaron el papel que ejercen sus agentes adscritos al Grupo Fiscal y de Fronteras, que en sus competencias de Policía Marítima realizan una función esencial en la represión del contrabando de drogas y otras mercancías ilícitas, así como en la persecución de redes internacionales de tráfico de personas.