Vecinos de un edificio de la calle Pelleteria de Palma están ojo avizor. Un grupo de unos cinco jóvenes encapuchados, con el rostro cubierto, han protagonizado una oleada de robos y actos vandálicos en las últimas semanas. Robos en el interior de vehículos o extintores vaciados en el aparcamiento han capitalizado el grueso de sus fechorías.

Este complejo residencial del barrio palmesano de sa Calatrava está compuesto por medio centenar de viviendas de lujo y unas 150 plazas de aparcamiento. Las incursiones de estos intrusos cada vez han sido más frecuentes y la inseguridad se ha instalado en el vecindario. Hasta el punto de que la comunidad ha requerido los servicios de un vigilante de seguridad desde el pasado sábado 2 de enero.

Los residentes en este inmueble tuvieron constancia de la presencia de estos individuos el pasado 13 de diciembre de manera fortuita. Un vecino solicitó comida a domicilio. Cuando llegó el repartidor, este le advirtió de que cinco individuos encapuchados se encontraban merodeando por las instalaciones.

A partir de ese momento se produjeron incursiones sucesivas de este grupo de delincuentes. Su objetivo primordial era el aparcamiento. Un Jeep Wrangler estacionado allí apareció con la cremallera de la capota abierta y robos en el interior.

Los ladrones no se contentaron con robos dentro de los vehículos. Estos sujetos también protagonizaron actos vandálicos vaciando el contenido de los extintores sobre varios vehículos o en el mismo aparcamiento. El rastro que dejaron los malhechores a su paso incrementó la alarma en el vecindario.

La sensación de impunidad con la que actuaban estos individuos era tal, que no tenían reparos en volver a las andadas. Estos delincuentes habían encontrado un hueco para colarse en las dependencias.

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Oleada de robos y actos vandálicos en un edificio de la calle Pelleteria

La hora elegida por estos jóvenes para irrumpir en este edificio es siempre por la tarde. Suelen aparecer en torno a las ocho y abandonan las instalaciones poco antes de las diez de la noche, para evitar quedar en evidencia al cometer las fechorías durante el toque de queda.

Las irrupciones de estos sujetos se centraron fundamentalmente en la primera planta del aparcamiento, de las tres que posee el complejo. Durante las pasadas navidades, la presencia de estos individuos en el edificio de la calle Pelleteria era casi diaria, en días alternos.

Hace unos días, un vecino de este edificio se topó frente a frente con el grupo de delincuentes juveniles, a escasos dos metros de distancia. Como de costumbre, todos ellos iban encapuchados, con el rostro cubierto. «Os estoy grabando y lo voy a denunciar a la Policía», les increpó el residente mientras esgrimía su teléfono móvil y les apuntaba con la cámara de vídeo. Una desbandada se produjo de los aproximadamente cinco individuos.

Estos delincuentes eran perfectos conocedores de que muchos de los vecinos de este edificio son extranjeros y residen buena parte del año en su país de origen. De esta manera, algunos de los coches permanecen estacionados en el parking durante meses y encuentran el camino expedito para sustraer objetos de valor.

Medidas de seguridad

Las medidas de seguridad de las que dispone este edificio no ha conseguido atenuar su afán delictivo. Siempre irrumpen en el edificio encapuchados y nunca miran a las cámaras para evitar ser identificados.

La contratación de la comunidad de un vigilante de seguridad ha mermado su actividad delictiva. Tras las denuncias a la Policía por los robos, las patrullas policiales pasan frecuentemente por el edificio. No obstante, la inseguridad vecinal aún subsiste.