La prisión de Palma aguanta todavía con ningún caso de coronavirus, aunque los ocho casos positivos entre sus funcionarios conocidos el pasado fin de semana han obligado a mantener a otros 37 en cuarentena, lo que ha llevado a una situacion límite a los servicios del centro. Esta incidencia de casos ha conducido a los responsables del centro a retomar parte de las draconianas medidas que impusieron en marzo, con el inicio de la pandemia: se han suspendido los contactos vis a vis, las comunicaciones con las familias se hacen solo en locutorios, y tanto los presos recién ingresados como los que vuelven de permiso tienen que guardar una cuarentena de diez días en aislamiento.

El pasado domingo se recibió la confirmación de cinco nuevos casos de positivo en coronavirus entre los funcionarios del centro, que se sumaron a los tres ya detectados. En principio se consideran todos contagios externos, pero obligó a realizar un rastreo de posibles contactos en el interior del centro, lo que ha provocado que otros 37 trabajadores tengan que guardar cuarentena. Así que la prisión se ha quedado de un plumazo con 45 funcionarios menos, de una plantilla ya muy justa de unos 450. "Tenemos que agradecer la implicación de la plantilla, ya que muchos funcionarios han acudido a trabajar en sus días libres. Esperamos que en los próximos días, si los contactos dan negativo, puedan volver a sus puestos, pero vamos a pasar unos días difíciles", comentan responsables del centro.

El repunte de positivos entre los funcionarios ha llevado a la direcciónde la prisión a reinstaurar algunas de las medidas preventivas que ya se impusieron durante el confinamiento, y que han mantenido por ahora a cero los casos entre los internos.

Anulados los vis a vis

El centro ha anulado todos los encuentros vis a vis con las parejas y los contactos familiares se restringen a los locutorios, con una separación física y con un máximo de dos visitanes por preso. Para atender el incremento de peticiones de esos contactos, que se hacían los fines de semana, se han ampliado a los viernes.

"Es una limitación necesaria ante la pandemia", comentan fuentes del centro. "Antes, en condiciones normales, acudían a prisión entre 1.000 y 1.100 visitantes cada semana.Con esta limitación a los locutorios tenemos entre 700 y 800 visitas a la semana, pero se mantiene una barrera física entre los internos y los visitantes". Para suplir estas restricciones en las visitas se ha mantenido el sistema de videollamadas que se puso en marcha durante el confinamiento. Desde que empezó la pandemia los presos de Palma han realizado ya más de 3.000 de estas videollamadas a sus familias.

Los permisos se mantienen, a la espera de lo que decida la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, pero tanto los internos que regresan como los recien ingresados tienen que guardar un periodo de cuarentena de diez días, en los que permanecen aislados en el Departamento de Ingresos.

Al mismo tiempo se mantiene una vigilancia constante sobre la salud de los internos. En el momento en el que uno de ellos presenta síntomas sospechosos, como tos o fiebre, se le traslada a un módulo de aislamiento y en 24 horas se le realiza una PCR. Y mientras se esperan los resultados, sus compañeros de módulo permanecen aislados, sin tener contacto con otros sectores.

Además, el viernes realizaron pruebas a 130 internos, y se espera tener los resultados esta semana.