Un hombre de unos 40 años fue denunciado hace unos días por agredir a una amiga con la que suele quedar para mantener relaciones sexuales, que sufrió lesiones leves. La Policía citó a declarar al acusado para tratar de aclarar si eran pareja y, por tanto, el caso debía tramitarse como violencia de género. El sospechoso acudió a comisaría acompañado de su madre y explicó que no son pareja estable, sino lo que se conoce como 'follamigos', y que han tenido algunos incidentes. La agente le recomendó entonces que evitara este tipo de relaciones tóxicas y la madre apoyó la idea a su manera. "Si ya le digo yo que mejor se vaya con una mujer pagando y no se complique la vida".

Padre e hijo, víctimas del mar

Fernando Garfella, el submarinista fallecido el pasado domingo durante una inmersión entre sa Dragonera y Estellencs, es el segundo miembro de la familia que muere en esas aguas. Su padre, del mismo nombre y médico de profesión, era también un gran aficionado al mar. El 4 de septiembre de 1994 salió a navegar con su llaüt por la costa de Andratx. Se vio sorprendido por un fuerte temporal y cayó al agua en la zona de sa Dragonera. Estuvo desaparecido durante dos días, hasta que un velero encontró su cadáver. El hombre había recibido un golpe de botavara en la cabeza. La tragedia ha vuelto a cebarse con los Garfella, de manera casi idéntica, 26 años después.

Desafío en el juzgado

El pase a disposición judicial de los 34 detenidos en Palma por formar una activa banda de carteristas fue todo un desafío para la Policía y los funcionarios de Vía Alemania. Debido a la pandemia, los arrestados suelen comparecer a través de videoconferencia desde comisaría, pero para agilizar las cosas se optó esta vez por hacerlo de forma presencial. La Policía Nacional y la Policía Local, que custodiaban a los sospechosos, los llevaron de forma escalonada al edificio judicial a lo largo de la mañana. Pero claro, acabaron todos juntos en los calabozos. Allí se intentó que cada uno estuviera en una esquina de la celda para evitar contagios.

Fuego a bordo

El miércoles por la tarde saltaron las alarmas en el puerto de Palma. Varias personas alertaron de que salía humo de un yate de 33 metros de eslora. Rápidamente se movilizaron la Policía Portuaria, la Guardia Civil y una dotación de bomberos. Cuando los especialistas subieron a bordo, confirmaron que no había ningún fuego. El humo era en realidad polvo blanco de un extintor.

Una dotación de los bomberos, junto al yate donde se detectó la humareda.

Bulo de la covid en Alaró

El Ayuntamiento de Alaró ha decidido suspender las fiestas de Sant Roc por la situación del coronavirus. Esta semana ha empezado a circular un audio de WhatsApp en el que un supuesto médico alerta de que en el pueblo se han detectado 40 casos. Es, cómo no, otro bulo de los muchos que corren.