Los ladrones llegaron en coche a las instalaciones del Club de Mar. Subieron a bordo del Funny, con las llaves que presuntamente les dio el técnico de mantenimiento y salieron tranquilamente del puerto de Palma. Aunque la escena fue grabada por las cámaras de seguridad, nadie sospechó. Nadie se percató de que habían sustraído un yate de lujo valorado, según la Guardia Civil, en tres millones y medio de euros, hasta que su propietario denunció el robo.

La preparación y la tranquilidad con la que actuaron los ladrones del Funny ha quedado de manifiesto tras la investigación de la Guardia Civil, que ha permitido localizar el yate robado en un puerto de Turquía, en una operación en la ha participado también la policía turca y Europol.

Para el robo del Funny fue fundamental la participación del técnico de mantenimiento, que según los investigadores, colaboró activamente con los ladrones a cambio de dinero y de quedarse con material electrónico, valorado en 20.000 euros, que le arrancaron a la embarcación para dificultar su localización.

Este yate de lujo de bandera alemana se encontraba en tránsito el pasado mes de abril en las instalaciones del puerto de Palma. Su propietario buscaba a alguien que se encargara de su mantenimiento y contrató a un empleado del barco que estaba en el amarre de al lado por recomendación del dueño.

Y aquí aparece una banda internacional que presuntamente se dedica al robo y posterior venta de embarcaciones de lujo. Según los investigadores de la Guardia Civil, utilizaban dos drones para seleccionar las embarcaciones que les pudieran interesar. La banda "marcaba" embarcaciones de lujo en distintos puertos del archipiélabo y las ofrecía a posibles compradores por un precio muy inferior al del mercado, aunque siempre por encima de varios millones de euros.

La banda presuntamente sobornó al técnico de mantenimiento del Funny, que les entregó las llaves. Los ladrones aparecieron en las instalaciones portuarias sin llamar la atención de nadie y partieron con el barco con total naturalidad. Todo el proceso quedó grabado por las cámaras de seguridad del lugar, pero nadie reparó en la sustracción del yate hasta que su propietario lo denunció.

Mientras tanto, los ladrones arrancaron los elementos electrónicos que permitían la localización de la embarcación. Este material, valorado en 20.000 euros, habría quedado en manos del técnico de mantenimiento.

A pesar de ello, las gestiones de la Guardia Civil, Europol e Interpol, permitieron localizar la nave primero en el puerto de Corinto, en Grecia, y posteriormente en el de Güllük, en Turquía. Cuando la policía turca interceptó la embarcación había cuatro personas a bordo, tres turcos y un ruso, que fueron detenidos. Llevaban documentación falsa y habían cambiado el nombre y la bandera del yate para dificultar su localización.

La operación prosiguió en Mallorca, donde la Guardia Civil realizó registros en una vivienda de Andratx, una empresa náutica de Calviá y otra embarcación de lujo en el puerto de Palma. En la isla fueron detenidas otras tres personas -un español, un alemán y un portugués-, mientras que en Torrevieja (Alicante) fue arrestado un húngaro. La investigación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.

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