Un hombre de 70 años aceptó el pasado jueves en un juzgado de Palma una condena de dos años de prisión por pegar fuego a 560 balas de paja en dos fincas rústicas a las afueras de Llucmajor en septiembre de 2018.

El acusado tendrá que indemnizar a los dos perjudicados con más de 10.000 euros por los daños ocasionados en las parcelas y por el valor de las alpacas de paja que fueron arrasadas por el incendio.

El septuagenario admitió los hechos ante la jueza. Se declaró autor de un delito de daños continuados mediante incendio. La magistrada dictó sentencia ´in voce´ contra él y le impuso dos años de cárcel y que indemnice a los dos afectados con 4.160 euros y 6.000 euros, respectivamente. Se le apreció la circunstancia atenuante de reparación del daño porque ya abonó con anterioridad 6.000 euros.

El encausado no ingresará en prisión porque se le ha suspendido la pena durante dos años, en los que no podrá volver a delinquir y con la condición de que pague la responsabilidad civil en tres meses.

"Ahora, no lo haría. Aquel día se me cruzaron los cables. Me hicieron putadas y las devolví", reconoció el septuagenario ante la sala.

Los hechos sucedieron el pasado 2 de septiembre de 2018, de madrugada, cuando el sospechoso se dirigió con su coche, un Fiat Panda gris, a una finca ubicada a las afueras de Llucmajor. Allí, el hombre que explotaba la parcela había dejado apiladas 160 balas de paja valoradas en 4.160 euros. El acusado las incendió y las alpacas quedaron totalmente destruidas.

A continuación, el septuagenario se trasladó por el camino de Cap Blanc a otra parcela del mismo municipio, en Llucmajor, donde de nuevo pegó fuego a otras 400 balas de paja propiedad de un tercero. La alpacas quedaron totalmente quemadas y están valoradas en 6.000 euros, según la fiscalía.