La Audiencia de Palma tiene previsto celebrar la semana que viene una vista oral contra un hombre, el responsable de una discoteca de Cala Millor, para que se conforme con una pena de dos años de prisión por violar a una joven a la que encerró en el camerino del establecimiento en el verano de 2017.

El procesado, español de 51 años, ya ha reconocido los hechos en un juzgado de instrucción de Manacory ha indemnizado a la víctima con 45.000 euros por los perjuicios que le ha causado. La perjudicada, a la que conocía a través del padre de esta, ha precisado tratamiento psicológico tras la agresión sexual.

La fiscalía y la defensa han alcanzado un acuerdo por el que el acusado, al admitir los cargos, aceptaría una condena de dos años de cárcel, la medida de diez años de libertad vigilada y la prohibición de aproximarse a menos de un kilómetro y comunicarse con la afectada por un periodo también de diez años.

Reparación del daño

El ministerio público considera al sospechoso autor de un delito de agresión sexual y aprecia la circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño, ya que ya ha indemnizado a la víctima, quien ha renunciado a las acciones que pudieran corresponderle.

Los hechos se remontan al pasado 23 de julio de 2017, sobre las cinco de la mañana, cuando el procesado se hallaba en una discoteca que él explotaba en la zona de Cala Millor, en Sant Llorenç des Cardassar.

El hombre, con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, se acercó a una joven a la que conocía a través del padre de ella y le pidió que le acompañara. La mujer se negó a ir con él, por lo que el sospechoso la agarró del brazo hasta introducirla en un camerino tirando con fuerza de su brazo. Acto seguido, cerró la habitación con llave y tiró la llave al suelo.

Una vez en el interior del camerino, el procesado arrojó a la víctima a un sofá, se desnudó, le subió el vestido y le bajó la ropa interior. La perjudicada forcejeó con él para evitar ser agredida sexualmente.

Al final, el acusado le sujetó el vestido con una mano, mientras con la otra empezó a realizarle tocamientos en sus zonas íntimas. A continuación, él le practicó sexo oral y ella trató de empujarle para que no lo hiciera. Por último, la forzó y la obligó a que le realizara una felación. La perjudicada, a consecuencia de sufrir la agresión sexual, tuvo que seguir un tratamiento psicológico.