La Guardia Civil recuperó ayer por la tarde en los acantilados de la Mola de Formentera, el cuerpo sin vida del venezolano Simón Alejandro Montoya Cruz, de 30 años de edad y residente en Barcelona, cuya desaparición había sido denunciada por una de sus compañeras de trabajo de la empresa Coca Cola en Esplugues de Llobregat.

El cuerpo fue localizado en la zona de es Racó de ses Pedreres a primera hora de la tarde por un miembro de Protección Civil de Formentera. Sus efectivos estaban peinando la zona junto a agentes de la Guardia Civil, que ya habían encontrado también la moto que había alquilado el joven, abandonada en el cercano Camí de sa Pujada.

Hasta el lugar fueron agentes de la Policía Judicial y especialistas en rescate de montaña de la Guardia Civil llegados desde Mallorca en helicóptero. Tras reconocer la zona ayudados por bomberos de Formentera y ver donde se encontraba el cuerpo, en un lugar de difícil acceso, procedieron al rescate a bordo de la aeronave.

Se sospecha que el joven se cayó cuando practicaba senderismo por la zona. Montoya viajó a Formentera el pasado viernes para pasar un fin de semana en la isla, solo, de vacaciones. El lunes debería haberse incorporado a su puesto de trabajo, pero no lo hizo. Ayer por la mañana, una responsable de comunicación de la empresa Coca Cola explicó a Diario de Ibiza que a esa hora nada sabían de él, que no tenían ninguna pista sobre su paradero. Las alarmas saltaron inmediatamente porque este joven nacido en Venezuela nunca faltaba a su empleo sin avisar, dijeron en su trabajo.

Por eso una compañera de trabajo, tras hablar con la familia de Montoya, acudió el martes a una comisaría de la Policía Nacional en Barcelona para denunciar su desaparición. En la denuncia se explica que el hermano de Montoya, que vive en Galicia, habló por última vez con él el domingo, y le explicó que al día siguiente regresaría a Barcelona. Otro compañero de trabajo, contó que la denunciante acudió a la vivienda del Montoya en Barcelona y que, a pesar de llamar insistentemente, nadie abrió la puerta.