Una mujer acusó ayer a su expareja de haberla violado varias veces tras colarse en su casa de Inca. La denunciante explicó durante el juicio en la Audiencia Provincial que no se resistió porque estaba bajo los efectos de un fármaco tranquilizante y tenía miedo. El acusado, para quien la fiscalía pide 11 años de cárcel por agresión sexual continuada, negó todos los cargos y aseguró que la denuncia responde a una venganza.

Los hechos se remontan al año 2013, cinco años después de que pusieran fin a su relación. La mujer contó que su expareja se adentraba en su domicilio sin permiso, aprovechando que ella estaba dormida y bajo los efectos de un sedante, y la forzaba a mantener relaciones sexuales. "Pasó dos o tres veces. Yo le decía que no quería, pero tenía miedo", afirmó.

El procesado, por su parte, dijo que en esa época mantuvieron relaciones sexuales consentidas. "Ella era la que me chantajeaba. Me decía que si no teníamos sexo no me dejaría ver a mi hija", contó. "Yo había pedido la custodia de la niña y ella me denunció por venganza", dijo el hombre. Los médicos forenses que examinaron a la mujer explicaron que no apreciaron lesiones que evidenciaran una agresión sexual.

El abogado del hombre, Bartolomé Salas, reclamó la absolución de su cliente y resaltó que el relato de la mujer es inverosímil.