Un juzgado de Palma ha condenado hoy a un conductor a una pena de multa y la privación del carné durante dos años por circular borracho cuadruplicando la tasa máxima de alcohol e invadir el carril contrario más de diez kilómetros en Llucmajor en octubre de 2016.

El acusado iba conduciendo un coche de forma irregular debido a su estado de ebriedad hasta que colisionó contra un autobús. El vehículo de transporte resultó dañado y permaneció en el taller durante 54 días para su reparación, lo que ocasionó a la empresa pérdidas por valor de 5.000 euros por no poder utilizarlo.

Hoy al mediodía, el encausado, de 55 años, ha reconocido los hechos. El hombre se ha declarado responsable de un delito contra la seguridad del tráfico en su modalidad de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas.

La magistrada ha dictado sentencia ´in voce´ y le ha impuesto la pena de ocho meses de multa con una cuota diaria de seis euros, además de la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante dos años. La jueza ha apreciado la circunstancia atenuante de reparación parcial del daño, ya que el sospechoso consignó el pasado 13 de noviembre 3.000 euros.

En concepto de responsabilidad civil, la compañía aseguradora tendrá que indemnizar a la empresa de autobuses perjudicada con otros 2.000 euros.

Los hechos tuvieron lugar el pasado 20 de octubre de 2016, pasadas las dos de la mañana, cuando el hombre conducía un turismo, modelo Peugeot 307, por la carretera de Llucmajor (MA-19) bajo los efectos del alcohol. El sospechoso tenía mermadas sus facultades psicofísicas con la consiguiente lentitud de reflejos y reducción del campo visual, que limitaban gravemente su actitud para el manejo de vehículos.

A consecuencia de su estado, circulaba de forma irregular invadiendo el carril contrario durante más de diez kilómetros, según una testigo. Al final, el coche chocó contra un autobús con varios pasajeros.

Tras someterse a las pruebas de alcoholemia, el conductor dio un primer resultado positivo de 1,16 miligramos de alcohol por litro de aire espirado y una segunda tasa de 1,12 mg/l, por lo que cuadruplicaba la tasa máxima legal. Luego, el hombre rehusó contrastar estos resultados mediante análisis de sangre.

Debido a la colisión, el autobús sufrió desperfectos y pasó 54 días en el taller, lo que supuso unas pérdidas de 5.000 euros por lucro cesante a la empresa de transporte de pasajeros debido a que el vehículo estuvo paralizado y no pudo ser utilizado.