Un hombre de 33 años aceptó ayer una condena de diez meses de cárcel por atracar a su madre en plena calle en Palma. El acusado admitió, a regañadientes y tras un tenso diálogo con el magistrado, que abordó a la mujer le pidió tabaco y dinero y luego la zarandeó para quitarle el bolso.

No consiguió su objetivo por la rápida intervención de varios vecinos, testigos del atraco. La víctima tuvo que ser atendida de una crisis de ansiedad tras el robo. Su hijo permanece en prisión desde que ocurrieron los hechos el pasado verano. Además de la reclusión, acató una orden de alejamiento de dos años de su madre y el pago de una multa de 60 euros.

El hombre compareció ayer en un juzgado de lo penal después de que su abogada y la fiscal cerraran un acuerdo de conformidad. La acusación rebajó su petición inicial de dos años de prisión por delitos de robo con violencia e intimidación y lesiones con la agravante de parentesco. El pacto estuvo a punto de irse al traste cuando el juez preguntó al acusado si admitía los hechos. Respondió que firmaba el acuerdo, pero que los hechos no eran como se decía. Ante su insistencia, el magistrado se mostró dispuesto a celebrar el juicio. "Yo estoy aquí para intentar impartir justicia", le dijo. "Pues no siempre lo consiguen", le espetó el acusado.

Tras un breve receso en el que su abogada logró reconducir la situación, el hombre acabó aceptando su responsabilidad. Finalmente admitió que en la mañana del pasado 24 de agosto abordó a su madre en la calle Sant Rafel de Palma. Le pidió tabaco y dinero, que la mujer no le dio.

El procesado agarró entonces a su madre por los brazos de manera violenta y empezó a zarandearla para arrebatarle el bolso. Varios vecinos de la zona presenciaron la escena y corrieron a socorrer a la mujer. Su hijo escapó mientras profería graves insultos hacia la víctima. La Policía Nacional le detuvo ese mismo día y desde entonces permanece preso.

El magistrado dictó sentencia de viva voz y condenó al hombre como autor de un delito de robo con violencia en grado de tentativa y otro de lesiones leves a diez meses de cárcel. Además, el juez le impuso una orden de alejamiento de su madre, a la que no podrá acercarse ni comunicarse en dos años. "De eso me pueden poner cadena perpetua. Por mí, como si se muere mañana", espetó entonces el acusado.