Un motorista español de 28 años falleció ayer en la rotonda de Cala Blava en s'Arenal de Cala Blavas'ArenalLlucmajor. El joven cayó accidentalmente de la moto y murió en el acto.

El accidente se produjo sobre las nueve de la noche. Los servicios de emergencia acudieron al lugar pero la víctima se encontraba inconsciente. Los profesionales de la ambulancia A202 perteneciente al 061, a la que se sumó una privada, realizaron maniobras de reanimación cardiopulmonar al afectado aunque resultaron sin éxito. Pese a los esfuerzos, los facultativos solo pudieron certificar su fallecimiento.

Patrullas de la Guardia Civil acudieron a la zona y los agentes se hicieron cargo de la elaboración de un atestado para esclarecer las circunstancias por las que perdió el control de su vehículo y se salió de la vía. El óbito fue comunicado al Juzgado de Instrucción número 10 de Palma que se encontraba en funciones de guardia. Este es el primer fallecido registrado al comienzo del mes de noviembre.

Conductor ebrio

Por otro lado, un policía local de Campos fuera de servicio retuvo el sábado por la tarde a un conductor con Campossíntomas de embriaguezque entró en la rotonda de la plaza de sa Indioteria, la plaza Licinio Fuente, en contra dirección, por el sentido de la izquierda en vez de por la derecha.

El agente había aparcado en las inmediaciones y, al ver al conductor al volante de un automóvil Citroën tomar la rotonda por el sentido contrario en pleno núcleo urbano, le dio el alto y le conminó a salir del coche.

Eran las siete y cuarto de la tarde. Según el testimonio del policía, el conductor quiso corregir su equivocación y al dar marcha atrás golpeó a dos coches aparcados, salió del coche y al ponerse en pie casi no era capaz de mantenerse erguido. "Le dije que no podía conducir en aquel estado y que saliera inmediatamente del coche, pero al hacerlo casi no era capaz de mantenerse en pie", relató el policía local.

Inmediatamente, se presentó en el lugar un policía local de Palma igualmente fuera de servicio que ayudó al agente de Campos y llamó rápidamente a sus compañeros, que en cinco minutos se presentaron en el lugar del incidente con un vehículo de atestados. "Tenía una actitud chulesca, nos decía que le dejáramos continuar la marcha, que cómo podíamos arreglar aquello, pero en ese estado y después de lo ocurrido era imposible", explicó el policía de Campos.

Poco antes de las ocho y con la sensación de haber evitado un mal mayor, los dos agentes abandonaron el lugar.