Cinco presuntos miembros de una banda dedicada a cometer atracos en sucursales bancarias mediante el método del alunizaje han sido detenidos en Eivissa, según informó ayer la Jefatura Superior del Cuerpo.

Las detenciones se realizaron el pasado 20 de septiembre, fecha en la que de manera simultánea se llevaron a cabo cuatro registros en domicilios de varios lugares de la isla pertenecientes a los sospechosos, así como en un local comercial y en un quinto domicilio.

En estos dos últimos lugares fue donde fueron detenidos los cinco supuestos atracadores, que pasaron a disposición judicial. De estos, cuatro ingresaron en prisión de forma provisional.

De los cinco detenidos, tres formaron parte de un grupo criminal desarticulado en el 2015, al que se le imputaron 32 robos con fuerza y están pendientes de juicio.

Durante los registros los agentes requisaron seis vehículos, uno de ellos figuraba como sustraído, dinero en metálico y diverso material relacionado con los hechos investigados.

Altamente especializados

Esta banda, formada por cinco personas, era una de las más especializadas en los robos con fuerza en la isla de Eivissa.

Según la Policía Nacional, tenían una gran especialización para cometer robos, ya que disponían de una estructura destacada, que se reflejaba en la coordinación y planificación de sus acciones delictivas, perfectamente sincronizadas.

Los autores, días previos al golpe, sustraían vehículos, y cambiaban las placas de matrícula por otras de la misma marca y modelo para evitar su identificación. De esta manera, habrían incurrido en una presunta falsedad documental.

Asimismo, controlaban los movimientos en la entidad bancaria y la actividad que realizaban para elegir el momento idóneo en el que atracar, que era durante el rato en el que había mayor cantidad de dinero y menos medidas de seguridad.

Los arrestados utilizaban los vehículos para estrellarlos en las sucursales bancarias y conseguir una vía de entrada rápida que diera acceso directo al lugar donde se encontraba el dinero.

Una vez ejecutado el atraco huían a gran velocidad en vehículos de alta gama o motocicletas, que se encontraban en la zona preparados.

Además, confeccionaban un plan de huida que contaba con apoyo logístico para evitar posibles controles policiales, abandonando el vehículo utilizado para la fuga, llegando incluso a incendiarlo para borrar las huellas y evitar ser descubiertos, según fuentes cercanas al caso.