Un billete de cinco euros partido por la mitad, separado tres milímetros de la otra parte y unidas ambas con celo. Con este aparentemente rudimentario procedimiento, una banda itinerante ha desvalijado durante este verano en torno a medio millón de euros en salones de juego de Alcúdia y de AlcúdiaCan Picafort. Los estafadores han sido detenidos en la Península después de una concienzuda investigación de la Policía Nacional.

Estos delincuentes altamente especializados, de origen sevillano, se han alojado durante el verano en hoteles de lujo de Mallorca. Durante su estancia en la isla no reparaban en gastos. De hecho, obtenían enormes ingresos gracias a una artimaña muy sencilla.

En el verano han operado preferentemente en salones de juego del norte de la isla. Sus estragos se han sentido, sobre todo, en la zona de Alcúdia y de Can Picafort.

Estos avezados delincuentes lograban limpiar por completo de dinero las máquinas de apuestas de los salones de juego. Un factor a su favor con el que contaban estos expertos estafadores eran las reticencias, cuando no abiertas negativas, de los propietarios de estos establecimientos a interponer denuncia alguna contra ellos.

Una estancia muy fructífera

La estancia en la isla de esta banda de delincuentes ha sido de lo más fructífera. En poco tiempo han conseguido hacerse con un abultado volumen de dinero. Sus fechorías de estos malhechores sevillanos han proseguido hasta que, por fin, la banda ha sido desmantelada.

Al introducir el billete de cinco euros manipulado por la ranura, la máquina no lo consigue leer. Tras sucesivos intentos de lectura, el aparato aparentemente lo reconoce como si se tratara de uno de 50 euros.

A partir de este instante, el autor del fraude tiene una doble opción. La más rápida y con la que consigue efectivo más rápido es la de recuperar el dinero. Entonces, el dispositivo le devuelve los 50 euros que, supuestamente, iba a apostar. Aunque en realidad solo ha metido un billete de cinco euros cortado y pegado con una separación de tres milímetros.

La otra alternativa con la que cuenta el estafador -más arriesgada, pero que le puede reportar pingües beneficios- es apostar aprovechando el margen que tiene con el pequeño desembolso que ha hecho en realidad.

De cualquiera de las dos formas, estos malhechores no se iban nunca con las manos vacías. El montante de lo defraudado durante su periplo por los salones de juego de Mallorca es difícil de cuantificar con exactitud. En gran parte por el silencio sepulcral de muchos de estos propietarios.

No obstante, el reguero de máquinas limpiadas que habían dejado a su paso sirvió para desvelar todos sus movimientos. Investigadores de la Policía Nacional les siguieron la pista y averiguaron que se habían alojado en algunos de los hoteles más emblemáticos de Mallorca. En estos suntuosos establecimientos no habían escatimado ningún gasto.

Las andanzas de este grupo organizado de delincuentes se sintieron en diversos puntos de la península poco después de abandonar Mallorca. Hasta el punto de que se cursó una alarma policial a muchos salones de juego para que extremaran la precaución ante estos estafadores.

El billete de cinco euros había conseguido desarbolar por completo un determinado tipo de máquina de apuestas. Una vez esclarecido el fraude, los delincuentes sevillanos han sido arrestados y las máquinas arregladas para evitar que se repita la estafa.