La Guardia Civil está convencida de que el hombre que apareció carbonizado y maniatado en un búnker en El Toro (Calvià) se suicidó. La principal hipótesis que manejan los investigadores es que él mismo se roció con gasolina, se encadenó las manos para no poder sofocar las llamas y se prendió fuego a lo bonzo. La autopsia reveló ayer que falleció por las gravísimas quemaduras sufridas y el cuerpo no presentaba otros signos de violencia que apunten a la intervención de otras personas. Los agentes no albergan dudas de que se trata de Antonio E.M., de 54 años, desaparecido el viernes tras anunciar que iba a realizar una excursión de Palmanova a El Toro y cuya documentación se encontró en las inmediaciones. Sin embargo, el estado del cuerpo no ha permitido identificarlo plenamente y será necesario cotejar su ADN con el de algún familiar para confirmarlo.

Las pesquisas llevadas a cabo por la Policía Judicial de la Guardia Civil han revelado que el hombre atravesaba un mal momento anímico, lo que avalaría la hipótesis del suicidio. Antonio E.M. era vecino de la zona, solía realizar excursiones a pie por la costa y conocía bien el terreno en el que apareció el cadáver. Un extenso bosque junto a los acantilados de la costa entre El Toro y Cala Figuera con edificios e instalaciones militares en desuso desde hace dos décadas. Por el subsuelo discurre una red de túneles interconectados a los que se accede desde búnkeres y casetas diseminadas por el paraje.

Las manos por delante

Fue en uno de esos túneles, cerca de la entrada, donde el sábado por la tarde se encontró el cadáver. Estaba carbonizado y maniatado con una cadena. El olor a gasolina impregnaba el ambiente. Los agentes del Laboratorio de Criminalística y de la Policía Judicial, junto a un médico forense, inspeccionaron la escena durante horas en busca de pruebas. Varios indicios les llevaron a barajar la posibilidad del suicidio, como el hecho de que tuviera las manos amarradas por la parte delantera del cuerpo. No se encontró allí ninguna prueba de que hubiera otras personas cuando murió.

Los forenses que ayer practicaron la autopsia en el Instituto de Medicina Legal avalaron esta posibilidad. En el cadáver no se apreciaron más señales de violencia que las producidas por el fuego. Según concluyeron, el hombre falleció por las profundas quemaduras sufridas. Además, las declaraciones de los allegados a la víctima apuntan a que tenía problemas anímicos y podría estar atravesando una depresión.

A la espera del análisis de las muestras recogidas en la escena y de tomar declaración formal a su entorno más cercano, la Guardia Civil cree que el hombre se roció todo el cuerpo con gasolina y se encadenó las manos, un acto frecuente en este tipo de suicidios, para no tener opción de evitar morir quemado. Acto seguido, se prendió fuego a lo bonzo, según las conclusiones de los investigadores.

Antonio E.M. desapareció el viernes cuando, según dijo, iba a caminar desde Palmanova a El Toro. Sus allegados comunicaron el sábado por la mañana que no habían vuelto a saber nada de él y la Guardia Civil y Protección Civil empezaron a rastrear la zona. Hacia las cinco de la tarde, unas excursionistas encontraron en ese enclave una mochila y la entregaron a la Policía Local, cuyos agentes hallaron el cadáver en uno de los túneles de la antigua zona militar y comunicaron los hechos a la Guardia Civil. Las pruebas de ADN deberán confirmar su identidad.