El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma ha condenado a siete años de prisión a un hombre por abusar sexualmente de su cuñada, cuando esta contaba tan solo con 13 años, en su domicilio de Santanyí. La sentencia también le prohíbe acercarse o comunicarse con la hermana de su pareja a menos de 500 metros durante un periodo de ocho años.

Los hechos por los que el acusado fue juzgado el pasado día 1 de octubre, y el tribunal de la Audiencia ha considerado probados, tuvieron lugar durante el año 2010. En el domicilio de Santanyí, el ahora condenado convivía con su pareja, su hijo recién nacido y la hermana menor de ella. También vivía allí su suegra.

El 27 de febrero de 2010, la menor se levantó de la cama al oír el llanto del bebé. Al preguntarle a su hermana qué le pasaba, le dijo que estaba malo y que, si ella quería, podía dormir con ellos en la cama. La menor se metió en el lecho con su hermana, su sobrino y su cuñado. Según recoge la sentencia, el ahora condenado aprovechó la proximidad de su cuñada adolescente y "metió su mano bajo las sábanas tocándole la pierna por encima del pantalón hasta llegar a los genitales".

Al notar la mano de su cuñado en sus partes íntimas, la menor dio un respingo, salió de la cama y se dirigió al cuarto de baño. El pedófilo siguió a su cuñada y le preguntó si quería algo con él. Ante la evasiva de la adolescente, el hombre la siguió hasta la cocina y, tal y como recoge la resolución judicial, le dijo si quería acostarse con él. Ante la negativa de la víctima, el agresor la conminó a no contar nada a nadie, "puesto que en caso contrario le pegaría".

Al cabo de varios días, el pedófilo se dirigió directamente al dormitorio de su cuñada adolescente. Cuando la menor se encontraba durmiendo, retiró la manta y le bajó el pantalón del pijama. "Con el ánimo de satisfacer su deseo sexual", explica la sentencia, el agresor le tocó un pecho y le preguntó de nuevo si quería algo con él. La víctima no pudo articular palabra y el sujeto procedió a penetrarla parcialmente. Solo desistió cuando ella se quejó porque la estaba haciendo daño. Antes de salir de la habitación, el sujeto la amenazó de nuevo con pegarla si decía algo a alguien.

Sin acusación del fiscal

Lejos de tratarse de hechos aislados, en los días posteriores el pedófilo se hizo el encontradizo para aprovechar cualquier oportunidad para tocar los glúteos de la menor.

Pese a que el fiscal no formuló acusación contra el procesado, el tribunal sustentó la sentencia condenatoria en la declaración del acusado, el testimonio de la menor -ahora mayor de edad- y de su madre, que entonces era su tutora. Asimismo, los informes del psicólogo forense y de la psicóloga del IMAS fueron determinantes para la condena.