Los tres supervivientes del naufragio del Be happy, que se cobró la vida de otros tres miembros de la tripulación de este velero al ser empujado contra las rocas de la costa de es Caló (Formentera) el pasado viernes, quisieron volver ayer al lugar del accidente y agradecer en persona a los vecinos y al bombero de Valencia que intervinieron en su rescate. "Nos han salvado la vida, lo único que podemos decir es que les estamos muy agradecidos, si no hubieran estado allí no podríamos ahora estar hablando", explicó Geoffroy Malgaud, el único varón superviviente.

Sin embargo, él perdió a su novia, que no pudo salir del barco y finalmente falleció junto con el patrón de la embarcación y el hombre con movilidad reducida que fueron sacados del agua por el helicóptero de Salvamento Marítimo Helimer 213. Todos ellos son amigos y de nacionalidad belga. Su relato es entrecortado sobre todo cuando recuerda a su novia fallecida: "Era una persona formidable, pero no tuvo fuerza, no podré quitarme nunca ese peso de encima, ella no tenía nada que ver en esto, no tenía ninguna responsabilidad". Las dos mujeres rescatadas, Natalie Missaerg y Natalie Wllen solo tenían palabras de agradecimiento hacia Xicu Ferrer, al que no pudieron abrazar ya que tenía un viaje programado, pero se fundieron emocionadas con su mujer, Trini, que les dio todo tipo de explicaciones sobre cómo ocurrió la tragedia. Lo mismo sucedió cuando apareció Joan Torres, el capitán de marina mercante que avisó al 112 y que también intervino junto con Javier, el bombero de Valencia.

"Cuando llegamos era el paraíso"

Ellas recuerdan perfectamente el momento en el que aparecieron sus salvadores: "Tenemos grabada la imagen de sus manos sacándonos del agua. Nos han salvado, ahora forman parte de nuestras vidas", decía Missaerg. Acompañados por los psicólogos del Consell de Formentera se desplazaron ayer por la mañana al lugar exacto del naufragio para lanzar tres ramos de flores en recuerdo de sus amigos. También quisieron expresar su agradecimiento al trato que han recibido del Consell Insular. Malgaud manifestó: "Nos han curado, nos han vestido, nos han dado de comer, nos han cuidado y no nos han querido cobrar. Formentera nos ha reconciliado con la humanidad, en mi vida he visto tanta amabilidad".

Las víctimas del siniestro abrazan a Javier, junto a su mujer. C. CONVALIA

Explicó que llegaron sobre las siete y media de la tarde procedentes de Eivissa, donde le habían recogido sus amigos para venir hasta es Caló. "Cuando llegamos el mar eran un plato, era el paraíso". Se pusieron a cenar y después se fueron a dormir. Sobre la una de la madrugada del viernes arreció el viento del norte y la mar empeoró con olas de hasta dos metros. Estaban cansados y a pesar del movimiento del barco seguían dormitando. Cuando aparecieron las primeras luces del día escucharon la voz del capitán: "Nos hundimos". Después fue el infierno y cuando se dieron cuenta estaban contra las rocas. "El barco chocó una y otra vez, el motor, el horno, todo se desencajó y entraba agua, hasta que decidimos saltar...". Su relato se corta al recordar a sus compañeros fallecidos.