Durante la mañana de ayer, un día después del accidente, los trabajadores de la compañía Germanwings que trabajan en Son Sant Joan no tenían mucho tiempo para pensar en lo sucedido al tener que operar tres vuelos con destino a Alemana con escaso margen de tiempo entre un y otro. Pero a las doce, con todo el mundo ya facturado, los empleados de la aerolínea se pusieron en pie frente a sus mostradores para unirse al minuto de silencio convocado por AENA en todos los aeropuertos españoles.
El director de Son Sant Joan, José Antonio Álvarez, y otros altos cargos se acercaron a su zona para guardar ese minuto de silencio convocado "como muestra de apoyo a las familias de las víctimas", según se anunció por megafonía en castellano y en catalán.
Entre las diez y las once y media el personal de Germanwings trabajó a destajo, enfrentándose a una cola que daba la vuelta sobre si misma, como la espiral de un caracol. Impresionaba, pero no se salía de lo normal, según aseguraba un empleado de AGA, empresa encargada del handling de esta aerolínea. "Todo está tranquilo, esta cola es normal porque los tres vuelos previstos salen con muy poco tiempo de diferencia".
La única incidencia fue el retraso del vuelo Palma-Düsseldorf, que ya salió con 50 minutos de retraso del aeropuerto germano, que si sufrió algunas alteraciones debido al accidente (la compañía canceló ayer varios vuelos por falta de personal ya que algunos tripulantes se negaron a volar, aunque otros que estaban de día libre se ofrecieron a colaborar). En Palma, los otros dos vuelos de Germanwings a Colonia y a Stuttgart se operaron según lo previsto.
