La angustia por la desaparición en África de un vuelo de Air Algérie, pilotado por los mallorquines Isabel Gost y Agustín Comerón y con otras 114 personas a bordo, acabó ayer con la confirmación de los peores presagios. El avión se estrelló en una región desértica y remota del centro de Mali y "no hay supervivientes", según confirmó el presidente francés, François Hollande. Los restos del aparato -un MD83 de la compañía española Swiftair que volaba entre Burkina Faso y Argelia- están "desintegrados", calcinados y esparcidos sobre una gran extensión de terreno. Más de 200 militares malís, franceses y holandeses se desplegaron por la zona, en la que tienen presencia varios grupos armados, para custodiar el perímetro y localizaron una de las cajas negras. La principal hipótesis apunta a las malas condiciones meteorológicas como causa del siniestro, aunque las autoridades galas y africanas no descartaban otras posibilidades. Tanto el avión como Swiftair había superado con éxito todos las inspecciones y controles.

El Centro Nacional de Operaciones Aéreas francés confirmó pasadas las dos y media de la madrugada de ayer el hallazgo de restos metálicos en la región malí de Gossi, cerca de la frontera con Burkina Faso. Un dron militar permitió el hallazgo, que validó las informaciones de las autoridades africanas sobre la aparición de los restos. Uno de los grupos armados que operan en la zona fue el primero en dar con ellos y dio la voz de alarma el jueves por la noche. El avión se encuentra totalmente desintegrado y sus restos están diseminados en un espacio de unas nueve hectáreas. Se trata de una zona de sabana, "de unos 300 por 300 metros", pero de "muy difícil acceso, particularmente en temporada de lluvias", dijo el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius.

Según la compañía Air Algérie, en el avión viajaban 110 pasajeros y seis tripulantes españoles, y no ha habido ningún superviviente, pero las autoridades francesas, que lideran todas las operaciones de búsqueda y rescate, afirmaron que había 112 pasajeros, de los que 54 eran franceses. El piloto era Agustín Comerón, de 48 años, pacense pero afincado en sa Cabaneta (Marratxí) desde hace más de una década, y la copiloto era Isabel Gost, de sa Pobla. Ambos desarrollaron buena parte de su carrera en Spanair. Completaban la tripulación el donostiarra Raúl Montero y los madrileños Miguel Ángel Rueda y Federico Cárdernas, todos ellos tripulantes de cabina. El sexto tripulante podría ser Rafael Gasanaliev, aunque esta identidad no ha sido confirmada.

Rescate complicado

Tras el hallazgo de lo restos del aparato, la prioridad de las autoridades es recuperar los cuerpos. Francia ha enviado al lugar un equipo de expertos del organismo encargado de la investigación de accidentes aéreos, el BEA, y forenses de la Gendarmería, cuya llegada estaba previsto para hoy. Junto a ellos viajará una delegación española en un avión del Ejército del Aire, compuesta por dos miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), que se sumarán al equipo encargado de investigar los motivos del accidente y analizarán sobre el terreno los restos del avión, y cinco miembros de la Policía Científica, que trabajará en la identificación de las víctimas del avión siniestrado. Los restos mortales serán trasladados en un primer momento a la ciudad de Gao, a unos cien kilómetros, para su reconocimiento antes de que sean repatriados a sus países de origen. El ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, dio a entender que las tareas de rescate, que podrían ser largas dada la extensión del área y su difícil acceso, puede verse alterada por ataques de los remanentes de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) aún presentes en la zona, aunque el ministro no los citó expresamente.

El avión despegó de Uagadugú, la capital de Burkina Faso, a las 1:17 horas del jueves rumbo a Argel. Una media hora después, los pilotos notificaron que se salían de la ruta por el mal tiempo y su rastro se perdió. Aunque con cautela, tanto las autoridades francesas como las africanas apuntan a las malas condiciones meteorológicas como causa del accidente. El secretario de estado de transportes de Francia, Frédéric Cuvillier, señaló que a la vista de que los restos se han encontrado "concentrados", la aeronave "se podría haber desintegrado en tierra", es decir, que no estalló en vuelo. Cuvillier dijo que, con esos elementos, se descartan algunas hipótesis, "en particular" que hubiera recibido el impacto de un misil. El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, estimó que "la hipótesis más probable" es que se viera afectado por las malas condiciones cuando entró en Mali.