Un hombre aceptó ayer una pena de dos años de prisión por acuchillar a otro que le había pedido que se marchara de su casa en Palma. La víctima había acogido a su agresor en su domicilio durante más de un mes, pero acabó diciéndole que debía irse. El acusado admitió ayer en un juzgado de lo penal que atacó al perjudicado con un cuchillo de sierra y se lo clavó en un brazo, causándole graves lesiones por las que tuvo que ser intervenido y padece secuelas. El procesado deberá indemnizar a la víctima.

Los hechos se remontan al 12 de noviembre de 2013. Dos ciudadanos paquistaníes se enzarzaron esa tarde en una discusión en un domicilio de la barriada palmesana de Pere Garau. Parece ser que el motivo de la pelea fue que uno de ellos, que tenía la vivienda alquilada, había permitido al otro instalarse allí hacía más de un mes y le dijo que debía marcharse.

La riña fue subiendo de tono porque el aludido no estaba de acuerdo con la decisión de su compatriota. La pelea prosiguió horas después en plena calle, cuando los dos hombres se encontraron en la plaza de Pere Garau. El desahuciado empuñó entonces un cuchillo de cocina de sierra y se abalanzó sobre su rival. Según informó en su día la Policía, el agresor pretendía clavarle el arma a la víctima en el abdomen, pero esta logró interponer el brazo. El afectado recibió una cuchillada en el antebrazo izquierdo, tras la que la hoja se partió y quedó alojada en la extremidad.

El sospechoso intentó huir, pero las patrullas de la Policía Nacional que acudieron al lugar lograron interceptarlo y lo detuvieron. El acusado, al que en principio se imputaba un delito de intento de homicidio, ingresó en prisión preventiva por orden judicial.

La víctima, por su parte, fue trasladada en estado grave al hospital Son Llàtzer. Sufrió sección completa del nervio cubital y los vientres musculares, lesiones por las que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y recibió varios puntos de sutura. Desde entonces ha precisado tratamiento rehabilitador y padece secuelas.

La fiscalía reclamaba para el acusado cuatro años de cárcel por un delito de lesiones. Sin embargo, el ministerio público y el abogado defensor, Llorenç Gomila, alcanzaron un acuerdo de conformidad. Así, el procesado admitió ayer los hechos en un juzgado de lo penal y se conformó con una pena de dos años de prisión.