La Audiencia de Palma ha condenado a un hombre de 50 años de edad por clavar unas tijeras en la espalda a su padre después de insultarle en el domicilio familiar en la ciudad a principios de junio de 2013. El sospechoso, que lleva un año preso, aceptó ayer por la mañana ante el tribunal de la sección segunda una pena de quince meses de cárcel. El imputado se declaró responsable de dos delitos de lesiones en el ámbito familiar, ya que, además de atacar a su progenitor con el arma blanca, también agredió a su madre, a la que propinó varios mordiscos en un brazo.

El acusado, que inicialmente se enfrentaba a una petición de condena de diez años de prisión por parte de la fiscalía al considerarle autor de un homicidio en grado de tentativa, también se conformó ayer con la prohibición de comunicarse y aproximarse a una distancia inferior de 500 metros a sus padres por un periodo de tres años.

Además, la sala le priva del derecho a la tenencia y porte de armas durante seis años. Ante la gran rebaja de pena efectuada ayer por el ministerio público, que modificó la calificación de uno de los delitos pasándolo de intento de homicidio a lesiones en el ámbito familiar, el encausado admitió los cargos. "Sí, estoy de acuerdo", confirmó el hombre en la Audiencia de Palma, momentos antes de que el caso quedara visto para sentencia.

Los hechos se remontan a la tarde del pasado 8 de junio de 2013. Aproximadamente a las cuatro de la tarde, el acusado, pese a tener conocimiento de que no podía acercarse a menos de 500 metros al domicilio de sus padres situado en los alrededores de la plaza Alexander Fleming, en Palma, debido a un auto judicial, se personó en la vivienda.

Una vez accedió al inmueble, el hombre se dirigió a la habitación en la que se encontraba su progenitor y le dijo que era un perro rabioso que no se merecía vivir, según la versión de la fiscalía.

Acto seguido, el agresor cogió unas tijeras y se las clavó en la espalda a su padre, ocasionándole lesiones. La madre del sospechoso se vio obligada a intervenir para intentar quitarle el arma blanca, pero su hijo también se revolvió contra ella y reaccionó dándole diversos mordiscos en el brazo. Según la acusación pública, el hombre actuó con la intención de menoscabar su integridad física.

Este violento episodio ocurrió en presencia de una nieta de los dos perjudicados, una niña que en aquellas fechas contaba cuatro años de edad. Como consecuencia de la agresión, el progenitor sufrió eritemas y erosiones en el cuello, herida incisa en un dedo de la mano derecha, herida punzante en zona dorsal y otras tres lesiones lineales. Tardó diez días en curar. Su esposa padeció dos eritemas en el brazo.