Un juzgado de Palma ha condenado a un padre de origen senegalés a seis meses de prisión y 160 días de trabajos en beneficio de la comunidad por pegar palizas a su hija de 15 años en el domicilio familiar, en la ciudad, porque esta se negaba a llevar el velo islámico. El progenitor, de 42 años, confesó ayer los hechos ante el juez y se declaró culpable de un delito contra la integridad moral de la menor por trato degradante y otros dos de maltrato en el ámbito familiar.

El hombre, vestido con un elegante traje oscuro, admitió que en el verano de 2013 cortó el cabello a la adolescente a la fuerza con unas tijeras después de colocar su rodilla sobre el cuello de la víctima. Además, también la azotó con un cinturón y la golpeó con gran violencia en el rostro y la cabeza al no aceptar el modo de vida, costumbres y vestimenta de la menor.

Como consecuencia de la situación familiar que vivió la perjudicada, esta trató de quitarse la vida a principios de septiembre de 2013 tras ingerir abundantes fármacos. La menor tuvo que ser evacuada y atendida de urgencia en el hospital de Son Llàtzer debido a la severa intoxicación de medicamentos que sufrió.

Por su parte, la madre de la adolescente abandonó el domicilio conyugal, situado en la calle Aragón en Palma, con sus hijos menores después de los episodios de violencia familiar protagonizados por su esposo. Desde el verano de 2013, la mujer no tiene ningún tipo de relación con el sospechoso. De hecho, la progenitora fue quien informó a la Policía de que el motivo de la disputa entre padre e hija era que ella no quería llevar el ´hiyab´, el pañuelo con el que las mujeres se cubren la cabeza de acuerdo con la tradición islámica.

El acusado, en el momento de ser detenido a finales de agosto de 2013, reconoció a los agentes que había propinado una bofetada a su hija porque estaba "en una edad difícil" y no seguía sus indicaciones sobre la ropa que debía vestir. Los policías encontraron al imputado rezando cuando acudieron a su vivienda.

Además de la condena de seis meses de cárcel y de los 160 días de trabajos en beneficio de la comunidad, el magistrado Juan Manuel Sobrino, del juzgado penal 4 de Palma, también le impuso ayer la prohibición de aproximarse y comunicarse con la menor durante ocho años, así como la privación de la tenencia y porte de armas por un periodo de dos años.

El padre ayer se mostró conforme con los hechos. La primera agresión se produjo en el piso de la calle Aragón sobre las once de la noche del 29 de agosto de 2013, cuando, tras discutir con su hija, el hombre la agredió en la cabeza y la cara. Luego, la arrojó encima de la cama, le puso una rodilla en el cuello y le cortó el pelo con unas tijeras.

Dos días más tarde, el 31 de agosto, justo después de salir libre tras ser detenido, el progenitor regresó a casa, volvió a discutir con la menor y la golpeó con un cinturón y poniéndole otra vez la rodilla sobre el cuello. La víctima relató que fue maltratada por no querer llevar el velo islámico.