"Incendié el sofá, me marché de la casa y esperé en el párking a ver qué pasaba". José Carreras Torres, un joven de 23 años de edad, que padece un profundo trastorno mental, se confesó ayer frente al jurado popular culpable del asesinato de una mujer de 43 años de edad, que murió en octubre de 2011 en un incendio en una vivienda de Eivissa. El acusado prendió fuego a un trapo y lo arrojó al sofá, provocando que gran parte de la casa se incendiara. La mujer se encontraba en ese momento tumbada en la cama de su habitación porque se encontraba enferma. El fuego la sorprendió durmiendo y falleció como consecuencia de las quemaduras y de la intoxicación respiratoria.

José Carreras se encuentra en prisión y ayer se presentó ante el jurado popular acusado de un delito de asesinato. Su abogado alcanzó un acuerdo con la fiscalía y con los tres abogados de la acusación particular, que reclamaban una condena de quince años de cárcel por un delito de asesinato. La defensa ofreció la confesión del acusado, a cambio de que se le reconociera una eximente incompleta de trastorno mental. El examen médico del acusado señalaba que el acusado, en el momento de cometer los hechos, tenía alterada su capacidad para entender los hechos. Las acusaciones aceptaron el acuerdo con la defensa y se fijó la condena en diez años de prisión.

Pese al acuerdo, al tratarse de un delito de asesinato, se tuvo que convocar al jurado y celebrarse el juicio. El acusado escenificó su confesión, en la que reconoció que había matado a la mujer, que antes de los hechos le había acogido en su vivienda.

La víctima, llamada María Victoria, era inquilina en una casa donde se alquilaban habitaciones. El acusado no explicó qué relación tuvo con la víctima. Sin embargo, se descarta una relación sentimental.

En el corto interrogatorio al acusado no se habló del móvil del asesinato. El joven se limitó a confesar que sabía que la víctima se encontraba acostada en la cama cuando, alrededor de las tres y media de la tarde del 29 de octubre de 2011, provocó el incendio. Un abogado de la acusación insinuó que el acusado había estado interesado en conocer a la hija de la víctima y que por ello provocó el incendio.

No era la primera vez que el acusado quemaba un inmueble. Semanas antes del crimen, el joven también quemó un edificio ubicado en la calle Madrid, en Eivissa. Sin embargo, esta vez se trataba de un inmueble vacío, por lo que no hubo que lamentar heridos. El joven fue condenado por este suceso a ocho meses de prisión.

El jurado tuvo que reunirse para alcanzar un veredicto, que no podía ser otro que el de asesinato. El acusado será condenado a cumplir diez años de prisión, según se estableció en el acuerdo entre acusación y defensa.