"A la familia, pedirle perdón y darle mis respetos". Alejandro de Abarca, el presunto asesino de Ana Niculai, aprovechó el turno de la última palabra para disculparse ante los familiares de la joven víctima, cuyo cuerpo calcinado fue hallado en el interior del maletero de un coche en llamas la tarde del 19 de julio de 2010 en el Camí de s´Amarador, a las afueras de Muro.

Antes de pedir perdón con una frialdad pasmosa, ´El Enano´ volvió a incidir en su versión de que la muchacha y él eran novios. "Ana Niculai nunca se gastó un duro. Todo lo ponía yo. La droga la compré yo. Si bebíamos, todo lo compraba yo", indicó el hombre, enfundado en un jersey de color rojo. Al dirigirse de nuevo al estrado ante el jurado popular, el sospechoso, de apenas metro y medio de altura, tuvo algunos problemas para hacerse con el micrófono. Cuando lo tuvo en la mano, manifestó que él llevaba encima mucho dinero. "Me acusan de que yo tenía un billete de 500 euros, pero yo llevaba más de 18.000 euros en el bolsillo. A mí la Policía me confiscó el dinero. Esas cantidades me las confiscaron", insistió Abarca, que acumula diez condenas firmes desde 2001, la mayoría por violentos robos.

Cuando acabó su intervención, se produjo un pequeño incidente en la puerta de la sala del jurado. Un allegado a la víctima trató de encararse al ´Enano´, pero otro familiar se lo impidió y le hizo salir al exterior. El joven, muy nervioso, se dirigió a toda prisa al patio con la intención de ir a por el acusado en el momento de su traslado a los calabozos. La Policía Nacional calmó los ánimos y, con la ayuda de otros familiares, evitaron cualquier tipo de enfrentamiento. Poco después, a primeras horas de la tarde, los integrantes del jurado quedaron incomunicados para deliberar el objeto de veredicto.