Juan Manuel Morales Sierra, el joven que pretendía cometer un atentado con una bomba casera en el campus de la UIB, saldrá de la prisión a finales del próximo año. El joven, de cuya detención se cumple ahora un año, está pendiente de que una magistrada de la Audiencia redacte la sentencia por la que se le condenará a cumplir una pena de cuatro años de prisión. Ha aceptado el pacto que negociaron el fiscal y su abogado defensor. Si se aplica el protocolo de conformidad, no será necesario que el joven se presente ante un tribunal. Pero si se celebrara el juicio sería un puro formalismo, ya que no está previsto que se le interrogue. El detenido se limitaría a declararse culpable y a aceptar la pena que le propone el fiscal. La acusación no tiene ningún interés en que este juicio se celebre, puesto que el protocolo de conformidad permite dictar sentencia sin que el tribunal vea al acusado. Está previsto que esta sentencia se dicte en las próximas semanas.

En cualquier caso, Juan Manuel será condenado a una pena de cuatro años de prisión por un delito de tenencia de explosivos. Ahora mismo lleva doce meses en la cárcel como preso preventivo. A finales del año próximo ya habrá cumplido el tiempo suficiente para que tenga derecho a la concesión de los primeros permisos penitenciarios. En el año 2016 ya obtendrá el tercer grado y solo tendrá que ir a la cárcel a dormir. Este pacto se ha firmado una vez que los médicos forenses y el psicólogo judicial hubieran entregado el informe sobre el estado mental del detenido. Los peritos concluyen que no padece ninguna enfermedad metal. Sin embargo, sí aprecian un trastorno de personalidad. Lo definen como un psicópata, que carece de remordimientos, es manipulador y, sobre todo, le cuesta aceptar la responsabilidad de sus actos.

Los peritos aconsejaban que el preso se sometiera a un tratamiento psicoterapéutico. En las últimas semanas ha iniciado dicho tratamiento en prisión.

El joven ha confesado su admiración a los dos autores del atentado de Columbine. En el mes de octubre del pasado año fue detenido cuando estaba a punto de recibir en su domicilio una serie de productos con los que podría fabricar un potente explosivo. Este material lo adquirió en un comercio de Barcelona y la compra la realizó a través de internet. En su comunicación con el vendedor le pedía que le enviara los productos cuanto antes, ya que le urgía utilizarlo.

La Policía evitó la masacre porque desde hacía semanas venía siguiendo sus pasos. Juan Manuel Morales tenía costumbre de escribir sus pensamientos por internet y al interceptar estas conversaciones se descubrió que había comprado estos productos y que pretendía fabricar una bomba.