Cada mujer debía devolver a su explotador una suma de 40.000 euros. Para lograrlo no escatimaban esfuerzos. Si no conseguían los favores sexuales de un turista, no dudaban en desvalijarle los bolsillos. La Policía Nacional ha detenido a ocho miembros de una banda nigeriana que controlaba a las prostitutas de su país asentadas en la Playa de Palma.

Los proxenetas traían a mujeres jóvenes desde Nigeria hasta Mallorca. Nada más llegar a la isla eran obligadas a ejercer la prostitución. El escenario donde debían operar, sobre todo, eran las calles de la Playa de Palma.

Las víctimas eran obligadas a trabajar a destajo durante poco tiempo para que devolvieran cuanto antes los 40.000 euros que les reclamaban y que supuestamente había costado traerlas.

Las mujeres actuaban entre las nueve de la noche y las seis de la mañana. El turista ebrio, preferiblemente alemán, era su objetivo predilecto. Antes de que pudieran reaccionar, les habían sustraído el dinero, joyas o teléfonos móviles de alta gama que pudieran llevar encima. En algunos casos, los menos, accedían a mantener relaciones sexuales en la vía pública a cambio de dinero.

La investigación se inició cuando los agentes de la Unidad Contra Redes y Falsedad (UCRIF) detectaron un elevado número de mujeres subsaharianas ejerciendo la prostitución en la Playa de Palma.

A continuación, los agentes establecieron un discreto dispositivo de vigilancia. Observaron cómo se dedicaban a cometer asaltos, sobre todo a turistas alemanes y en estado de embriaguez.

Las mujeres se situaban en las calles que conducen a los hoteles más conocidos. Tomaban, a su vez, medidas de seguridad para alertar de la presencia policial. Cuando se topaban con la víctima, se abalanzaban sobre ella. Aprovechaban los tocamientos sexuales para robarles el dinero y todos los objetos de valor que portaran.

Los efectos se los pasaban a los miembros de la organización. Los artículos eran vendidos en el mercado negro o bien eran enviados a su país de origen. En un bar, explotado por una mujer nigeriana, se vendían algunos de estos objetos robados.

Los agentes de la UCRIF identificaron a más de 120 mujeres hasta dar con el presunto responsable de este grupo organizado de explotación sexual de mujeres subsaharianas. En el momento de la desarticulación del grupo, estaban ultimando el traslado de más mujeres desde Nigeria a Mallorca. Esta operación es la continuación de la ´Operación Búho´, iniciada en mayo, donde se detuvo a cinco personas.