Seis presuntos miembros de una peligrosa banda de atracadores se enfrentan a penas que suman 93 años y medio de prisión por cuatro asaltos a punta de pistola cometidos en gasolineras y tiendas en Palma. Los sospechosos, que están presos desde que fueron detenidos a finales de 2012, actuaban encapuchados y armados y en algunos de los golpes agredieron a los empleados de los comercios y dispararon al aire. También robaron un vehículo de alta gama para cometer uno de los atracos, al que después pegaron fuego. Cuatro de los procesados cuentan con antecedentes penales por robos.

Según el relato de la fiscalía, el primero de los atracos se cometió en la noche del 15 de octubre de 2012, cuando uno de los acusados irrumpió en una licorería de la calle Joan Miró de Palma con el rostro cubierto. Tras efectuar un disparo al aire, empujó a un empleado del comercio para que le diera el dinero que había en la caja. Tras adueñarse de los 400 euros de recaudación, le arrebató una riñonera a la víctima en la que había otros 250.

Cuatro días después, el 19 de octubre por la noche, cuatro hombres con pasamontañas abordaron al empleado de una gasolinera de la calle Joan Miró que se dirigía a una sucursal bancaria para ingresar la recaudación. Los ladrones lo tiraron al suelo y se apoderaron de los 4.010 euros que llevaba el trabajador.

El tercer robo se cometió el cinco de noviembre de 2012. Hacia las diez de la noche, cuatro encapuchados se presentaron en una estación de servicio del Secar de la Real, en Palma. Cuando los dos empleados cerraron el local al público, los abordaron armados con cuchillos y un arma de fogueo. Tras arrojarlos al suelo y efectuar un disparo al aire, golpearon a uno de los trabajadores y le pusieron un cuchillo en el cuello, al tiempo que lo amenazaban con matarlo si no les entregaba el dinero que llevaba, e intimidaron al otro colocándole un cuchillo en el abdomen. Así, consiguieron 8.539 euros de la caja del día de la gasolinera. Una de las víctimas sufrió policontusiones y una herida incisa en la muñeca, lesiones por la que tuvo que someterse a rehabilitación. Además, precisó asistencia psicológica y le quedó como secuela un trastorno por estrés postraumático.

El fiscal sostiene también que cinco de los acusados robaron el 10 de noviembre un BMW aparcado en la calle Gaspar Riera, con el que se dirigieron esa misma noche a una gasolinera de la carretera de Valldemossa. Allí aguardaron a que cerrara al público y, cubiertos con pasamontañas, se abalanzaron sobre el único empleado que había. Le apuntaron con una pistola de fogueo, que llegaron a disparar, y le dieron un golpe con la culata. La víctima cayó al suelo y recibió una lluvia de patadas y puñetazos, mientras los atracadores le exigían bajo amenazas que abriera la caja. La llegada de varios testigos les obligó a desistir, aunque se llevaron 40 euros que la víctima llevaba encima. El afectado tuvo que recibir varios puntos de sutura y sufrió un desprendimiento de retina por los golpes recibidos.

Dos de los atracadores pegaron fuego al BMW sustraído, que apareció envuelto en llamas en la calle Médico José Comas al día siguiente. El vehículo quedó siniestro total y otro coche aparcado junto a él sufrió daños importantes. Uno de los procesados se enfrentó además a los policías que fueron a detenerlo.

La fiscalía considera a los acusados autores de delitos de robo con violencia e intimidación y uso de armas, daños y atentado. Por ellos, solicita penas de 30, 24 16, 13 y 10 años de prisión respectivamente para los sospechosos. Además, reclama que indemnicen a las víctimas de los atracos y a los propietarios de los coches que quemaron.