­Efectivos del Ib-salut evacuaron el domingo por la tarde a un indigente alemán, que vivía en una acequia de aguas residuales de Sóller, en estado grave al hospital de Son Llàtzer. El hombre, que se encontraba inconsciente, presentaba numerosas mordeduras de rata. La víctima falleció ayer por la tarde en el hospital por causas naturales.

Los hechos ocurrieron en la tarde del pasado domingo. La evacuación del indigente germano, identificado como Karl Uwe K., de 56 años de edad, se produjo después de que un vecino de la zona alertara a la Guardia Civil de que había un hombre en muy mal estado en el interior de un túnel de aguas residuales. Los efectivos del Instituto Armado comprobaron que el hombre estaba inconsciente y solicitaron la intervención de una ambulancia. El hombre presentaba numerosas mordeduras de rata.

La víctima fue trasladada a Son Llàtzer, donde falleció ayer al mediodía. El óbito, según los médicos, se debió a un fallo multiorgánico. Tras el fallecimiento la Policía Nacional inició gestiones para identificar a la víctima, ya que estaba indocumentado.

El indigente alemán vivía en un túnel de Sóller desde hace un año en unas condiciones infrahumanas. Su perro, al que llamaba ´Señor Roberto´ y una radio a pilas constituían su única compañía. La única fuente de luz la obtenía de una linterna frontal que a menudo llevaba colocada en su cabeza.

Hasta hace poco tiempo otra persona también habitaba con él la insalubre acequia de Sóller. Allí la basura está esparcida por doquier. Las ratas pululaban entre los cojines y los colchones.

Absoluta miseria

Las condiciones de vida del indigente alemán eran de absoluta miseria. Los alimentos los obtenía de los donativos que la gente le ofrece a la puerta de un supermercado de la zona. También sacaba algo que dinero para sus gastos cotidianos con los cuadros que él mismo pinta y que exponía en la calle y junto a la entrada de la acequia donde vívía.

En el interior del túnel que hacía las veces de vivienda discurre un desagüe que impregna el recinto de un fuerte hedor. Está situada entre la carretera del desvío y el edificio de la central telefónica. Las condiciones de total insalubridad en las que subsistía finalmente le han pasado factura.

El indigente alemán convivía habitualmente con los roedores que finalmente le mordieron. El lugar es húmedo y emana permanentemente malos olores. No dispone de agua ni de electricidad, salvo la procedente de la linterna frontal que tiene en la cabeza y que le proporciona algo de luz por la noche. Los escasos enseres que hay en el interior de este habitáculo los había recogido de contenedores de basuras.

Hace varios meses los servicios sociales municipales del ayuntamiento de Sóller ofrecieron a este indigente alemán ayuda de distinta índole, pero él rechazó irse a otro alojamiento.