La banda de presuntos narcotraficantes italianos juzgados desde el lunes en la Audiencia de Palma en el caso Dragone tenía planeado introducir en Eivissa en el verano de 2011 una importante partida de ketamina líquida procedente de Londres. Así, lo manifestó ayer un mando de la Guardia Civil que declaró ante el tribunal de la sección primera. Estos planes finalmente se truncaron debido a un programa de la BBC, la televisión pública británica, que trató sobre el auge en el consumo de esta droga, lo que causó una gran alarma social y que escaseara esta sustancia en la capital del Reino Unido. Según la versión del capitán del Instituto Armado que supervisó las pesquisas, personas relacionadas con el grupo de narcos asentado en Eivissa se desplazaron a Londres para intentar adquirir el alijo de ketamina. Incluso, varios cabecillas de la red financiaron la operación que se frustró.

Ayer continuó el macrojuicio contra la veintena de acusados, la mayoría italianos, que se enfrentan a penas que suman 87 años y nueve meses de prisión por delitos contra la salud pública por presuntamente copar la venta de éxtasis en fiestas privadas y locales de ocio nocturno de Eivissa en el verano de 2011. La sala acordó el ingreso en prisión de tres de ellos, entre los que se encontraba uno de los líderes de la red, por su incomparecencia en el inicio de la vista oral. Sin embargo, media hora después se presentaron los tres sospechosos ante el tribunal y alegaron que el motivo de su tardanza era que "no arrancaba el coche". El juicio prosiguió ayer tarde sin sobresaltos, salvo para Davide D., considerado el jefe de la organización de narcos italianos, quien fue expulsado al mediodía porque no guardaba silencio.

Varios agentes de la Guardia Civil, entre ellos los responsables de la operación Dragone, testificaron ante la sala. El comandante Bartolomé del Amor, el instructor de las pesquisas, resaltó que se trataba de un grupo organizado perfectamente estructurado que traficaba con éxtasis en fiestas privadas y establecimientos de ocio en Eivissa. "Contacté con las autoridades italianas y confirmaron que algunos de ellos eran destacados miembros de organizaciones delictivas italianas", manifestó el investigador. Según su versión, muchos de los investigados tenían antecedentes y algunos de ellos incluso formaban parte de la Camorra napolitana.

La Guardia Civil recordó que las pesquisas se iniciaron por la información aportada por una fuente confidencial que alertaba de un italiano residente en Eivissa con vinculaciones con la mafia y antecedentes en su país, que se estaba dedicando a traficar en la mayor de las Pitiüses. A partir de ahí, empezaron las vigilancias y seguimientos y poco después se pincharon los teléfonos de los principales sospechosos.

Uno de los investigadores subrayó que Davide D. era el cabecilla de la organización en Eivissa y que ya en su país fue investigado por asociación ilícita y tráfico de droga. Otro agente recordó que el líder llevaba un alto ritmo de vida y no se le conocía actividad laboral, pese a que el imputado indicó a la sala que tenía negocios de comida y también alquilaba apartamentos. "No aparecía por casa, iba de after en after, comía en restaurantes y manejaba coches de alta gama como un Porsche Cayenne", indicó el guardia civil. Además, cuando se registró su casa, le dijo a su mujer "esconde el dinero, esconde el dinero".

Otro de los principales acusados, Antonio D.M., utilizaba el napolitano y no el italiano en sus conversaciones, lo que dificultó las pesquisas. Según un agente, tenía a personas trabajando para él para que captaran compradores de droga. La red de narcos fue definida por la Guardia Civil como "una gran tela de araña", en la que todos sus miembros estaban relacionados e incluso se vendían sustancias entre ellos. Otro sospechoso, Giuseppe M., era "la farmacia andante de Eivissa", ya que tenía una actividad muy intensa como suministrador de sustancias, según un agente. Otro imputado se deshizo de la droga por el váter cuando registraban su casa.