La joven británica que fue violada en 2008 en Magaluf, cuando tenía 21 años, ha pedido hoy al tribunal de la Audiencia Provincial de Palma que juzga al hombre acusado de la agresión sexual y de intentar matarla después que lo mande a prisión: "Lo único que quiero es que vaya a la cárcel".

La sección primera de la Audiencia ha acogido la primera sesión del juicio a Mohamed F.A., acusado de agresión sexual con violencia, intimidación y acceso carnal y de asesinato en grado de tentativa por unos hechos que ocurrieron en Magaluf (Calvià) en la madrugada del 30 de mayo de 2008.

La joven, que llevaba solo seis días en Mallorca cuando ocurrieron los hechos y que trabajaba como camarera en un bar de la zona turística, ha declarado hoy ante el tribunal ayudada por un traductor y separada del agresor por un biombo.

Ha relatado que el hombre la siguió hasta su apartamento, la golpeó, la agarró del pelo, la arrastró al interior de la vivienda e intentó obligarla a que le hiciera una felación.

El agresor le dijo que la mataría si no guardaba silencio y la obligó a ducharse después de que ella se defecara encima por el miedo. Posteriormente la violó y la estranguló hasta hacerle perder el conocimiento.

Cuando la joven recuperó la conciencia e intentó incorporarse, resbaló en su propia sangre y se dio cuenta de que había sido apuñalada en el pecho y casi no podía respirar. Al verla, el hombre volvió a acuchillarla en el cuello y la espalda.

Tras la segunda agresión, ella fingió estar muerta y esperó unos minutos a que el atacante se marchara, antes de salir de la vivienda para pedir ayuda. Ha relatado que se arrastró escaleras abajo tapándose la herida del pecho con una almohada y logró llegar hasta un bar próximo antes de volver a desmayarse.

Al margen de las heridas físicas, la joven ha relatado que estuvo un tiempo sin poder salir de casa y que sufrió ataques de pánico e insomnio para los que tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico y terapia.

El fiscal, Jaime Guasp, le ha explicado a la joven que además de una posible pena de cárcel, el acusado puede ser condenado a abonarle una fianza de responsabilidad civil por los daños que le causó. Ella ha asegurado que su única voluntad es que acabe en prisión. "Lo único que quiero es que vaya a la cárcel", ha afirmado.

EL ACUSADO ALEGA QUE SUFRE UNA ENFERMEDAD MENTAL

El acusado, que no ha respondido a las preguntas del fiscal sobre los hechos ocurridos aquella noche, ha asegurado ante el tribunal que es consumidor de cocaína desde 2004 y que sufre una enfermedad mental que le fue diagnosticada en su país de origen, Marruecos, para la que toma calmantes, pero que se trata de una patología que él siempre ha negado y ha intentado ocultar.

El abogado defensor, Carlos Portalo, le ha preguntado a la víctima por qué en sus dos primeras declaraciones ante la policía y los juzgados no mencionó específicamente que el agresor le introdujo el pene en la boca o que sufrió penetración vaginal, ante lo que ella ha respondido que sí lo dijo y debería figurar en las declaraciones, pero que los intérpretes no sabían muy bien inglés.

El letrado ha cuestionado también la identificación del acusado como autor de los hechos, porque la víctima no dijo en ningún momento que su agresor tuviera aspecto de ser marroquí.

Portalo ha pedido además al tribunal la nulidad de una prueba de ADN realizada sin el consentimiento de su defendido, por considerar que la recogida de vestigios genéticos se llevó a cabo sin que ni el afectado ni el juzgado de instrucción fueran informados.

En opinión del abogado, con esta prueba se ha vulnerado el derecho a la intimidad del acusado, así como la tutela judicial efectiva y el derecho de defensa.

El guardia civil que instruyó las diligencias cuando Mohamed F.A. fue detenido, ha explicado ante el tribunal que decidieron obtener una muestra para hacer una prueba de ADN después de que varios indicios hubieran centrado la investigación en dos únicos sospechosos por ésta y otra agresión sexual muy violenta ocurrida también en Magaluf.

Ha detallado que dos agentes siguieron al sospechoso y recogieron una colilla que tiró al suelo. Una vez analizada, coincidió con las muestras genéticas de ambas violaciones.

El juicio continuará mañana, previsiblemente con los testimonios de los médicos que atendieron a la joven tras la violación.