Una gran tangana acabó con dos futbolistas heridos graves en el campo del Algaida hace cinco años y el caso llegó a los tribunales. En el tumulto no solo participaron los jugadores de los dos equipos que disputaban el partido de juveniles, el Algaida y el Playas de Calvià, sino que también se sumaron espectadores y padres. Según un testigo, se concentraron al menos 30 personas en el terreno de juego. El árbitro tuvo que salir de allí escoltado por la Guardia Civil. "Aquello fue una batalla campal", manifestó el colegiado en el juicio. Ahora, un juzgado de Palma ha absuelto a un joven jugador de fútbol del Algaida acusado de causar las heridas a dos de sus rivales durante la tangana.

La magistrada del juzgado de lo penal 6 de Palma le absuelve ante la ausencia de pruebas de cargo. El futbolista, defendido por el letrado Miquel Àngel Mas y que ahora cuenta con 24 años, siempre negó haber agredido a los otros dos jugadores. Uno de ellos sufrió un puñetazo en el rostro que le produjo la fractura de los huesos de la nariz y el otro fue golpeado por la espalda en la nuca, por lo que cayó al suelo semiinconsciente y tuvo que ser evacuado en ambulancia a una clínica de Palma. La fiscalía solicitó para el imputado una pena de dos años de prisión por dos delitos de lesiones.

La magistrada concluye que se han acreditado dos hechos ilícitos penales, es decir dos delitos de lesiones, pero no se ha probado su autoría. Según detalla la sentencia, no existe "ninguna prueba directa e inequívoca" que indique que el acusado fue quien dio un puñetazo, codazo u otro golpe a los dos perjudicados, por lo que las heridas que ambos sufrieron "en modo alguno pueden achacarse" al imputado.

Los hechos ocurrieron el pasado 17 de febrero de 2007, sobre las cinco y media de la tarde, cuando el Algaida y el Playas de Calvià disputaban un partido de fútbol de juveniles. Debido a una dura entrada del acusado, que vestía la camiseta del equipo local (el Algaida), el árbitro le sacó una tarjeta roja y lo expulsó del campo cuando quedaban pocos minutos para acabar el encuentro.

Patada de un contrincante

El futbolista se marchaba del terreno hacia los vestuarios cuando recibió una patada de un rival. Este hecho, junto al alto nivel de protestas y desencuentros del partido que estaba muy "caliente", desencadenó un altercado entre todos los jugadores de ambos equipos. Además, se sumaron a la trifulca los espectadores, que saltaron de la grada al campo.

La tangana fue desplazándose de la banda hacia una de las porterías, lugar en el que resultaron heridos varios jugadores, entre ellos los dos perjudicados. Uno sufrió la rotura de los huesos propios de la nariz y tuvo que ser intervenido, mientras que el otro resultó lesionado con una contusión cervical y otros golpes, por lo que tuvo que ser trasladado en ambulancia. Según la sentencia, no consta acreditado que el acusado causara a los dos rivales estas heridas.

La magistrada detalla que la mayoría de testigos coincidieron durante el juicio en señalar que se produjo un tumulto en el campo, pero no pudieron precisar quién agredió a quién, circunstancia que tampoco pudieron aclarar los propios perjudicados. Solo dos testimonios culparon al sospechoso de las dos agresiones pero la jueza señala que se trata de dos padres de jugadores visitantes que ofrecen poca credibilidad, ya que incurrieron en contradicciones, por lo que prevalece la presunción de inocencia del acusado.