Un comercial acusado de formar parte de una banda de traficantes de droga que presuntamente lideraba un guardia civil a principios de 2009 en la isla culpó ayer a este agente de venderle dosis de cocaína prácticamente a diario durante varios años. El imputado explicó en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Palma que era un gran consumidor de drogas y que casi siempre recurría al guardia civil sospechoso para comprarle las sustancias. Según su versión, desde 2007 y hasta 2009, el agente, que estaba destinado en el aeropuerto de Palma, era su único proveedor de cocaína, si bien reconoció que en otras ocasiones compró varias dosis a otros dos encausados.

La Audiencia de Palma inició ayer la vista oral contra seis acusados, entre ellos dos guardias civiles, por presuntamente traficar con drogas en la isla entre los meses de diciembre de 2008 y abril de 2009. La fiscalía pide para todos ellos penas que suman 42 años de prisión. El cabecilla del grupo, el agente que trabajaba en Son Sant Joan, se enfrenta a una petición de condena de ocho años de cárcel. Mientras, para su compañero el fiscal reclama seis años.

Los dos guardias civiles imputados ayer se acogieron a su derecho a no declarar ante el tribunal de la sección primera. El supuesto líder de la banda ya confesó los hechos con anterioridad en el juzgado de instrucción. Al registrar su casa en s´Arenal, los investigadores descubrieron más de 300 gramos de cocaína, nueve cajas de efedrina para adulterar la droga, un mortero y dos balanzas. Los agentes de Asuntos Internos de la Guardia Civil, encargados de las pesquisas, indicaron que este agente se dedicaba a manipular la cocaína y confeccionar las papelinas antes de ponerlas a la venta.

El resto de sospechosos también guardó silencio ante la sala, excepto dos de ellos, un español y un africano. El primero de ellos manifestó que consumía dos gramos diarios de cocaína y que cada dos días se proveía de drogas. "A veces compraba dos, cuatro, seis o diez gramos", apuntó. Según recordó, en esas fechas siempre le compraba la cocaína al guardia civil encausado: "Yo le llamaba por teléfono cuando necesitaba la droga. Él me la traía a mi oficina o bien yo iba a su casa".

Intervenciones telefónicas

El hombre también confirmó al escuchar los pinchazos telefónicos de sus conversaciones con el agente que le pedía cuatro o diez gramos, dependiendo del día. Según su versión, la cocaína que le entregaba el guardia civil siempre era para su propio consumo, aunque en ocasiones disimulaba y le daba entender a su interlocutor que no toda la droga que compraba era para él y que la vendía para que no hablaran mal de él y dañaran su imagen.

El acusado destacó que nunca traficó, si bien admitió haber invitado a sus amigos consumidores a tomar droga. El imputado también declaró que disponía de medios económicos para pagarse la cocaína y que siempre le entregaba el dinero al agente en efectivo entre 200 y 450 euros cada dos o tres días. Ambos fueron detenidos el 23 de abril de 2009 al ser sorprendidos junto a la casa del guardia civil tras una transacción.

Otro imputado, un africano, en cuyo domicilio en el barrio de Son Gotleu, la Guardia Civil se incautó de medio kilo de cocaína y diversos útiles se desvinculó del alijo al alegar que no era su casa, sino el domicilio de un amigo.

Por su parte, un investigador aclaró la función de cada acusado en la trama. El guardia civil figuraba como el cabecilla, su compañero le pedía droga y luego la revendía, igual que otros dos sospechosos, mientras que otro imputado transportaba la cocaína.