Tan atroz como inexplicable. Nadie lograba entender ayer en Inca qué empujó a Miguel H.T. a acabar con la vida de su hijo de cinco años, "un niño guapo, encantador y muy espabilado" al que conocían como ´Miguelín´ y por el que el hombre parecía sentir verdadera devoción. Aseguran sus vecinos que el padre, que estaba en tratamiento por depresión, era "una bellísima persona". Parece ser que no había encajado bien que su mujer quisiera dejarle y hubiera iniciado los trámites para separarse, pero no recuerdan un mal gesto o una palabra más alta que otra ni entre ellos ni hacia el niño. Cuentan también que la relación de pareja estaba ya rota y que aunque el hombre iba a diario a la vivienda familiar para encargarse del pequeño y llevarlo todos los días al colegio, "solía marcharse por las noches a Lloseta", donde vive toda su familia.

Lea la noticia completa en la edición impresa

Adquiera el PDF de Diario de Mallorca