La Guardia Civil logró rescatar anteanoche, tras un laborioso y complicado operativo, el cadáver del pescador de 41 años hallado muerto en Formentor, en Pollença. Los buzos del instituto armado tuvieron que trasladar el cuerpo a nado a lo largo de 500 metros hasta una embarcación de Salvamento Marítimo. Las pesquisas apuntan a que la víctima murió al sufrir una caída por un acantilado tras resbalar en un pequeño camino mojado.

El cadáver fue hallado el lunes hacia las diez de la noche, tras dos horas de intensa búsqueda por parte de bomberos, Policía Local, Protección Civil y Guardia Civil, después de que la mujer del pescador denunciase su desaparición. El cuerpo apareció en un cala de difícil acceso próxima al mirado del Colomer, por lo que los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) se encargaron de llegar al lugar en el que se encontraba el cuerpo. Guardias y bomberos concluyeron que la manera más rápida de trasladar el cadáver era por mar.

Así, efectivos del Grupo Especialista de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil se encargaron de llevarlo, tras amarrarlo a una camilla, desde la costa hasta una embarcación. Los buzos tuvieron que nadar a lo largo de 500 metros en mitad de un fuerte oleaje, según explicó ayer el instituto armado.

Alcanzado el objetivo, un barco de Salvamento Marítimo trasladó el cuerpo hasta el Port de Pollença, donde una comisión judicial aguardaba su llegada. Posteriormente, empleados de la empresa funeraria lo llevaron al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia.

La Policía Judicial de la Guardia Civil, que ha asumido la investigación para esclarecer el fallecimiento del pescador, apunta a que la muerte fue accidental. Según las pesquisas, el hombre se adentró en un sendero que estaba mojado, casi impracticable debido a las últimas lluvias, y resbaló. Tras perder el equilibrio, se precipitó por un acantilado y sufrió varios golpes en la cabeza que le habrían causado la muerte.