La Audiencia Provincial de Palma inició ayer el juicio contra tres ciudadanos británicos de entre 28 y 31 años de edad por narcotráfico por presuntamente transportar más de tres toneladas de hachís en un catamarán que fue interceptado en alta mar en el verano de 2008. Los tres sospechosos se acogieron a su derecho a no prestar declaración ante el tribunal, siguiendo el consejo de su abogado defensor, que pidió la nulidad del registro e impugnó la analítica de droga.

La fiscalía solicita para cada imputado una pena de seis años de prisión y una multa de 25 millones de euros al considerarles responsables de un delito contra la salud pública. Según la versión de la acusación, los tres británicos alquilaron un barco en Palma en agosto de 2008 y, al cabo de varios días después de zarpar, fueron localizados a 60 millas de la costa cuando navegaban con un gran alijo de droga a bordo. Una vez llegaron al puerto de Palma, el 25 de agosto de 2008, se efectuó un registro que se saldó con la intervención de 106 fardos que contenían tres toneladas de hachís.

Los agentes del Equipo de Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil manifestaron ayer que iniciaron las pesquisas ante las sospechas que les infundieron los acusados. Según un guardia civil, les llamó la atención la forma que utilizaron para alquilar el catamarán en la isla. El agente relató que usaron un touroperador holandés como intermediario para alquilar la embarcación a través de Internet. Los pagos fueron fraccionados y en efectivo desde Eivissa entre los días 7 y 18 de agosto y se mostraron reticentes a facilitar una tarjeta de crédito, algo que es típico de las organizaciones de narcotraficantes, según señaló el investigador ante la sala.

Luego, tras someter a dos de los encausados a una estrecha vigilancia en la isla, la Guardia Civil se percató de que realizaban maniobras evasivas cuando circulaban en coche y que adoptaban medidas de seguridad para no ser descubiertos, según indicó un agente durante la vista oral.

Otro de los aspectos que despertó las sospechas del ECO es que los imputados, antes de aterrizar en Mallorca, se habían movido por lugares turísticos donde son frecuentes los alijos de droga. Según apuntó un guardia civil, habían estado en Denia, Cádiz o Eivissa.

Zarpan el 20 de agosto

Los sospechosos, tras llegar a la isla en un vuelo procedente de Barcelona y alquilar la nave, finalmente zarparon el 20 de agosto de 2008. En ese momento, la Guardia Civil alertó a las patrulleras del Servicio Marítimo de la zona del Mediterráneo para que trataran de localizar el barco sospechoso. A los pocos días, el catamarán fue interceptado.

Un investigador destacó que se controló la ruta que normalmente utilizan los narcos y, en este caso, sospechaban que habían ido a Mar Chica (norte de Marruecos) y a los pocos días ya estaban de regreso. Según su versión, cuando localizaron el catamarán, este trató de hacer un quiebro y huir. Al llegar a su altura, vieron a uno de los acusados, el patrón, en cubierta, mientras que otros dos hombres estaban en un camarote. El agente, así como varios compañeros, recalcaron que desde afuera ya se veían los fardos de hachís que asomaban tras las escotillas del barco abiertas. Según recordó, la nave estaba repleta de hachís e incluso navegaba por debajo de su línea de flotación, por lo que iba muy cargada. Luego, se detuvo a los sospechosos y, una vez en el puerto, se procedió a registrar el catamarán.