El titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Palma , que ejercía ayer funciones de guardia, ordenó ayer el ingreso en prisión de un monitor de un colegio por presuntos abusos a una niña de tres años. El Juzgado número 11 ampliaba ayer las diligencias, iniciadas por el Juzgado de Instrucción número tres.

El interrogatorio se prolongó durante más de una hora. El monitor, asistido por el letrado Carlos Portalo, aseguró desconocer por completo de dónde procedía la acusación de supuestos abusos. No obstante, el juez ordenó su ingreso en prisión incondicional como medida cautelar.

El joven monitor, de 26 años, trabajaba en el comedor del centro escolar entre las doce y la una del mediodía. En los últimos cinco años había desempeñado esa labor en el colegio. También ayudaba a dormir la siesta a los más pequeños. En ese instante, es cuando supuestamente se produjeron los abusos sexuales.

La Policía investiga si el monitor detenido por abusos sexuales a una niña de tres años se hubiera propasado con otros menores del centro. Agentes del Servicio de Atención a la Familia (SAF) del Cuerpo Nacional de Policía se hicieron cargo de las pesquisas hace unos días. El viernes por la tarde se materializaron con la detención del joven trabajador, como adelantó DIARIO de MALLORCA.

Informe de expertos

Asimismo, los investigadores están pendientes de un informe de los expertos en menores del Institut Mallorquí de Afers Socials (IMAS) del Consell de Mallorca. Estos especialistas tratan de dilucidar si los presuntos abusos sexuales se extendieron a otros menores del colegio. Al tratarse de niños de corta edad, en torno a los tres años, es muy posible que no pudieran identificar los tocamientos de haberse producido.

Los presuntos abusos sexuales siempre se cometían en un mismo lugar: en el dormitorio donde los niños se echaban la siesta, a primera hora de la tarde. El monitor supuestamente habría aprovechado esta circunstancia para someter a tocamientos a la víctima.

El extraño comportamiento de la niña afectada despertó las alarmas. La pequeña había cambiado por completo su actitud respecto al centro educativo. Se mostraba esquiva con los adultos. Esto llamó profundamente la atención de sus padres y sospecharon que algo extraño estaba ocurriendo.

La menor se mostraba muy reacia a ver al monitor del colegio y se quejaba de dolor genital. Las sospechas se centraron en torno a este empleado. Otros profesores del centro también detectaron un comportamiento anómalo en el joven.

El centro escolar resaltó que desde el primer momento se activó un protocolo establecido al detectar uno de estos casos, y de inmadiato se le apartó del trabajo mientras se investigaban los presuntos abusos.