Un hombre de origen chino y con nacionalidad española fue juzgado ayer en Palma por la extorsión que presuntamente sufrieron los dueños de un restaurante chino en Cala Major hace tres años durante la negociación de venta de una parte de las acciones del local. El sospechoso presuntamente acompañó en coche a una socia del establecimiento, quien, junto a un hombre, amenazó a los propietarios para que le compraran sus participaciones por un precio desorbitado, ya que si no, les enviaría a la mafia china para quedarse con la caja y podrían cortarles una mano o un brazo o incluso matarles, según el fiscal.

El acusado, que trabaja como cocinero, negó los hechos y dijo que desconocía las intenciones de la mujer. El hombre recordó que el pasado 3 de abril de 2007 acompañó a la sospechosa al restaurante y él se quedó afuera esperando. "Yo no entré, yo no hice nada", destacó. Los agentes de la Policía indicaron que les hicieron un seguimiento durante todo el día y, al final, procedieron a detener a los tres implicados. El fiscal reclamó para el imputado una pena de dos años de prisión por un delito de extorsión. Mientras, el abogado de la defensa solicitó la libre absolución de su cliente o, de forma alternativa, seis meses de cárcel por un intento de extorsión.