Crispación, tensión y poca claridad. Los peritos que intentan aclarar las circunstancias de la muerte de Verónica Kovalovska, la mujer hallada sin vida en agosto de 2005 en los jardines de unos apartamentos de Cala d´Or, mantuvieron un enfrentamiento que pocas veces se ha visto en un juicio ante un jurado popular. Enfrentamiento que no hizo más que sembrar dudas en el jurado, que tendrá que decantarse por la opinión de los forenses, que rechazan la muerte accidental, o por los dos peritos de la defensa, que sostienen que es posible que la mujer cayera por el balcón y muriera al golpearse contra el suelo. El juez Juan Pedro Yllanes mostró su indignación por lo que estaba presenciando. Intervino varias veces para quejarse de las maniobras que se intentaron realizar con esta prueba pericial.

El forense Javier Alarcón llevó la batuta de la explicación técnica de los resultados de la autopsia que él y su compañera Emilia Salas habían realizado. Apoyado por unas imágenes del escenario del crimen y del cadáver de la mujer fue detallando las lesiones que presentaba la mujer. "Es imposible que la mujer cayera por el balcón. Las lesiones que tenía eran incompatibles con una caída". Así de claro y rotundo se mostró el forense. Afirmación que viene avalada por las lesiones que tenía la mujer en la cara y por la falta de fracturas en las rodillas o en la zona cervical. La conclusión de los forenses no es gratuita ni basada sólo en el estudio de la autopsia. Viene avalada por la inspección ocular del lugar de los hechos, que demostró que la mujer no se había golpeado con ninguna repisa ni contra ninguna esquina. Si se hubiera caído, habría golpeado directamente la cara con el suelo.

Distinta versión mantiene el médico Miguel Timoner, forense en excedencia, que fue contratado por el abogado defensor Bartomeu Oliver para que realizara una pericial sobre el caso. El perito sostiene que es posible, atendiendo a las lesiones de la mujer, que muriera al caer por el balcón. De hecho, cree que se golpeó la cara contra el suelo, pero que antes de morir tuvo fuerzas para girarse. El estudio arranca desde un dato que se ha cuestionado, y es el que sostiene que antes de llegar al suelo la mujer se topó contra una repisa. Los investigadores de la Guardia Civil no hallaron ni restos orgánicos ni sangre en la barandilla ni en la repisa, por lo que es imposible que se golpeara contra estos dos sitios. Aún así, el perito sostiene que "es posible" que la mujer se cayera. El juez le llamó la atención al perito por haber repartido al jurado varias fotografías, tomadas en el escenario del crimen el día de la reconstrucción, que no aparecen incorporadas en el sumario. Este gesto indignó al juez, que mantuvo un enfrentamiento verbal con el médico y, a la vez, con el abogado defensor al que llamó la atención por "jugar sucio". Esta discusión no hizo más que levantar el nivel de crispación que ya se había notado en la discusión que habían mantenido los médicos al exponer sus conclusiones sobre las causas de la muerte. El perito aclaró que pidió permiso para realizar estas fotografías al juez el día de la reconstrucción.

Otra circunstancia que plantea dudas es el origen de los cortes que tenía la mujer en una muñeca. Los forenses creen que se los realizó su novio con un cuchillo (que no ha aparecido) antes de matarla, mientras que el otro médico plantea la posibilidad de que la mujer se autolesionara antes de saltar. En cualquier caso, es una circunstancia sobre la que insistió la fiscal María Alonso para desacreditar el peritaje de la defensa.

Estudio biomecánico

Mucha más confusión atrajo el informe del experto en biomecánica (muy esperado, por cierto), una prueba que fue realizada a petición de la defensa para explicar que era posible demostrar con datos científicos que la mujer pudo caer por el balcón. El peritaje, realizado por Antoni Vicens, fue en cierta forma una lección magistral sobre la ciencia de la biomecánica, más que una explicación sobre el caso concreto que se juzgaba.