Relaciones

Cuando los celos abonan la desconfianza

La persona celosa fabula infidelidades y ejerce una supervigilancia de la pareja

Una mujer revisa el móvil de su pareja mientras éste duerme.

Una mujer revisa el móvil de su pareja mientras éste duerme. / FREEPIK

Ágatha de Santos

¿Quién no se ha sentido alguna vez una punzada de celos? Los celos son una emoción innata que surge ante la amenaza de la pérdida de una relación valiosa ante un rival real o imaginado, ya sea dentro de la pareja o en otros contextos, como el familiar, el laboral y el social. Estos celos, denominados adaptativos, tienen que ver con el apego y el vínculo con la persona amada, pero no generan distorsiones ni pensamientos suspicaces. Sin embargo, cuando los celos son irracionales, su grado de intensidad es desmedido y están caracterizados por preocupaciones excesivas y reiteradas sobre la infidelidad, ya no estamos ante una expresión emocional “normal”, sino ante celos patológicos o celotipia, los cuales son muy destructivos.

Los celos, como explica la psicóloga y sexóloga Emma Placer (www.saludplacer.com) son una mezcla entre miedo, ira y tristeza que, como todas las emociones, tienen un papel protector, cuya función adaptativa en origen es la lucha por los recursos y la atención y, en un sentido más evolucionista, por la supervivencia de la especie en las conductas reproductivas y la vida en grupo. “Por lo general, los celos son activadores y nos ponen ‘en movimiento’, como un sistema de defensa, al percibir la amenaza de posible pérdida de la pareja o de los recursos adecuados para la crianza de las familias, por ejemplo”, explica.

Emma Placer.

Emma Placer. / FDV

“Los celos y la violencia están en muchos casos íntimamente relacionados”

Emma Placer

— Psicóloga, sexóloga

La sexóloga no está de acuerdo, sin embargo, con que se hayan naturalizado dentro de la relación de pareja. “Más del 50% de las personas cree que ‘un poquito de celos’ es normal y le va bien a la pareja y así se normalizan, pero ¿dónde está la línea invisible entre ‘unos poquitos celos y muchos celos’?”, se pregunta.

La desconfianza y los celos se retroalimentan, y generan un estado de hipervigilancia que lleva a desarrollar conductas de control sobre la pareja: revisión del teléfono móvil y de su actividad en las redes sociales; preguntas para saber en todo momento dónde y con quién está o qué hace cuando no están juntos. Incluso se dan situaciones de persecución con el afán de descrubrir esta infidelidad. En este sentido, Placer apunta que un comportamiento muy habitual de la persona celosa es llamar con videollamada y pedir a su pareja que enseñe con quién y dónde está. “Los celos extremos generan una espiral: la desconfianza genera más desconfiada”, advierte.

Pensamientos obsesivos

En este sentido, la psicóloga y formadora Diana Rodríguez explica que los celos incontrolados se transforman en pensamientos obsesivos, rumiantes que se repiten una y otra vez en un bucle sin fin. “No conseguimos sacárnoslos de la cabeza y despiertan otros sentimientos, como ira y miedo en un nivel de intensidad muy alto, y un grado extremo de malestar, de bloqueo vital generado por dichas emociones puede derivar en patologías”, advierte esta psicóloga, especializada en terapia familiar y de pareja.

Así, los celos extremos provocan, a su vez, un gran sufrimiento a quien los padece, con cuadros que pueden incluir ansiedad y agitación, y respuestas físicas como problemas de sueño, gastrointestinales y taquicardias. “Muchas personas lo interpretan como un dolor visceral en la boca del estómago, otras con ahogo en el pecho, pero en general se expresa como dolor que pincha y duele, y en tu cerebro se crea la llamada ‘visión de túnel’, es decir, que sólo puedes pensar de forma obsesiva en lo que hace, dice, escribe y piensa tu pareja. Además del paranoide las personas con puntuaciones altas en el rasgo de “neuroticismo” son más sensibles a sufrir celos”, especifica Placer.

Diana Rodríguez.

Diana Rodríguez. / FDV

"Un grado extremo de celos puede desembocar en patologías”

Diana Rodríguez

— Psicóloga, formadora

La celotipia mina de forma progresiva la relación de pareja. En estos casos, Rodríguez asegura que para salvar la relación y construir la relación de pareja, es necesario intervenir cuanto antes. “Una persona celotípica es tremendamente destructiva para sí misma, para la otra persona y para el concepto de pareja”, sostiene

La celotipia también puede desembocar en situaciones de violencia. “Los celos y la violencia en muchos casos están íntimamente relacionados. Sea real o imaginada la fuente de los celos, pueden provocar agresiones verbales y físicas, manipulación y pérdida de control de la conducta. Incluso en personas que ya han decidido separarse o están separadas, la sombra de los celos sigue siendo una amenaza y también se materializa en forma de agresión”, advierte Placer.

En cuanto al perfil de la persona que sufre celotipia, Rodríguez detalla que suelen ser individuos que presentan rasgos como baja autoestima, falta de gestión emocional, falta de interiorización de apegos sanos, mapas mentales negativos por experiencias traumáticas pasadas, inseguridad y una necesidad de control. “A veces, también se trata de personas con un perfil de personalidad paranoide, con rasgos claros de rencor y desconfianza, que se manifiestan en todas las áreas de su vida (laboral, familiar y social) y, por supuesto, en el caso de tener pareja en modo de celos”, añade Placer.

Reconocer el problema

Para la gestión de los celos lo más importante es empezar por saber si son celos motivados, es decir, si hay sospechas claras de infidelidad, o, por el contrario, aparecen sin un motivo racional. “El primer paso es cuidar esa dependencia emocional, y revisar nuestras creencias sobre el amor y la pareja”, sostiene Placer.

En su opinión, también es bueno -y sano-, reconocer el reconocer a la pareja que tenemos un problema de celos. "Pero además de esto, hay que ponerle solución, y no reconocerlo como forma de justificar los ataques o el control", comenta.

Respecto a su abordaje, Rodríguez explica que puede hacerse distintas perspectivas. “Aprendiendo a controlar nuestros pensamientos, reprocesando una base traumática de apego inseguro, favoreciendo herramientas de gestión emocional, entrenando aspectos fisiológicos, cambiando mapas mentales negativos”, comenta esta psicóloga.

Los casos más graves de celopatía pueden precisar, además de terapia psicológica, tratamientos psiquiátricos: fármacos para la ansiedad y estabilizadores del estado de ánimo. "En psicología, abordamos como un 'traje a medida' cada caso porque no valen consejos genéricos, sino ver las características y situaciones personales y acompañar a las personas en su proceso de cambio, detectar las señales si están comenzado, cambiar frases como “tú eres mía o mío” o “no me gusta que salgas con esa gente” y que no fiscalice el tiempo libre personal de la pareja", especifica la sexóloga vigesa.

Señales para detectarlos

Las personas que sufren celotipia están irremediablemente convencidas de la infidelidad de su pareja. Por un lado, tienden a procesar los estímulos ambiguos cómo muestras inequívocas de infidelidad y por otro, ven como una amenaza la vida sentimental anterior de su pareja. Al mismo tiempo, muestra conductas de control y supervisión constantes del comportamiento de la pareja. La psicóloga Diana Rodríguez apunta algunas señales que pueden poner en la pista de los celos irracionales y cuáles son sus principales efectos:

Ideas obsesivas.

Los celos se transforman en pensamientos obsesivos, rumiantes, que se repiten una y otra vez a lo largo del día y que no conseguimos sacar de la cabeza. Los celos se convierten en el centro de los pensamientos.

Conductas tóxicas.

Los celos conllevan una serie de conductas tóxicas como espiar, poner trampas a las parejas, persecuciones, etcétera. Una muy habitual es controlar el móvil de la pareja a la espera de destapar esa infidelidad.

Un cóctel de emociones.

Los celos despiertan otras emociones, especialmente ira y miedo, en un nivel de intensidad muy elevado. Muchas veces aparecen problemas para controlar la ira.

Síntomas físicos.

Los celos patológicos se acompañan en muchas ocasiones por síntomas físicos como taquicardias, falta de respiración, hipertensión, falta de sueño, irritabilidad y sudoración, además de trastornos psíquicos como ansiedad y depresión.

Escuchar a los demás.

Las personas de nuestro entorno pueden indicarnos que ciertas actitudes que estamos teniendo en relación a los celos son preocupantes. Cabe destacar que los celos están estrechamente vinculados con la violencia.

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